Tabasco es un caso perdido para el Frente Amplio por México. El PRD, PRI y PAN tienen muy poco que aportar a la causa de Xóchitl Gálvez en la elección presidencial. El voto duro de esos partidos no rebasa ni los 50 mil sufragios, de acuerdo con cifras oficiales.
La coordinadora del FAM lo constató en su más reciente visita al estado. No se cumplieron las expectativas de sus dirigentes, quienes pretendían hacer una demostración de músculo, atiborrar de gente los eventos encabezados por la panista. Hubo presencia, sí, pero nada del otro mundo.
No podría ser de otro modo si nos atenemos al padrón de afiliados a esas organizaciones políticas. El PAN rebasa apenas los 600 afiliados. Según el INE la membresía panista es de 601 afiliados. Dice su dirigente que están analizando si ir en alianza o solos en el proceso electoral venidero. Le queda poco qué perder, pues ni registro tiene en la entidad.
El PRI, el otrora partidazo, tiene 6 mil 324 registrados en su padrón. En sus mejores tiempos, cuando dominaba la escena política, pertenecían al tricolor 142 mil 172. Su desplome ha sido brutal. Perdió su base social, por eso no acarrea como en los viejos tiempos, porque además ni dinero tiene. Es el partido al que más rechazo ciudadano tiene, según encuestas.
El PRD es el menos peor de los tres, aunque tampoco tiene la militancia de cuando era gobierno en Tabasco. En aquellos tiempos llegó a tener 131 mil 371 afiliados. En menos de ocho años esa cifra se redujo drásticamente en 95 mil 704 al pasar en la actualidad a 35 mil 667.
Ante ese panorama desalentador no les queda a los dirigentes más que tratar de ganar la narrativa mediática, darse ánimos de que pueden dar la pelea en las elecciones del próximo año. Eso sí, las cúpulas perredistas y priistas están viendo qué cargos de elección popular plurinominales pueden conseguir con esos números y repartírselos. De eso a nada, prefieren cobrar sus dietas legislativas.