VUELTA CONTINUA

Vencer la corrupción y la transa, contra el huachicoleo

Hay dichos que se convierten en prácticas arraigadas. La afirmación de “el que no tranza, no avanza” ha sido la máxima en México, como un sello del viejo sistema corporativo y que muchos ubican en su época de auge con el presidente José López Portillo. Pero en los días recientes, ha tomado giros más visibles con el desabasto de gasolina en varios estados del país. El robarnos los unos a los otros creó una burbuja que la decisión de acabar con el huachicoleo simplemente reventó.

Que la ordeña de ductos se planeaba directamente desde uno de los pisos de la Torre de Pemex, que el huachicoleo como fenómeno inició desde hace aproximadamente 25 años, que sus costos sociales y económicos son altísimos y que éstos últimos ascienden, aproximadamente, a 66 mil millones de  pesos anuales, son diversos aspectos que mucho se han comentado y se seguirán comentando por la vigencia del tema.

Todos los analistas serios (excluyendo a la oposición y a los medios interesados en vender un clima de desastre) coinciden en que el propósito de combatir el robo masivo de combustible bajo la protección de altos mandos de Pemex está bien planteado. Algunos afirman que bien valen las pérdidas económicas  por el desabasto temporal de combustible; otros critican la estrategia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha explicado en entrevistas que se ha buscado recuperar el control físico de las instalaciones, incluyendo refinerías, ductos y centros de distribución. La crítica va en el sentido de que es de corto plazo, porque no se puede mantener a la Marina y a Ejército protegiendo las instalaciones de manera indefinida, ni  hay personal suficiente para proteger la red de ductos en todo el país.

Otros señalan que el problema con haber cerrado la llave a los ductos y el consecuente desabasto de gasolina es que no se previno a la población, que de haber recibido el aviso con suficiente tiempo y con la debida difusión, pudo haber tomado sus previsiones tanto para abastecerse de combustible como para planear mejor sus viajes.

Mientras en algunos lugares ya se están teniendo problemas porque hasta las patrullas se quedaron sin combustible, algunos se preocupan porque las autoridades no han dicho hasta cuándo se normalizará. El problema del desabasto se acentúa en el imaginario de la población por la falta de una estrategia adecuada de comunicación, frente a una reacción concertada por intereses de sus adversarios.

Al margen de que el gobierno federal tiene la obligación de evaluar, y si es necesario, replantear sus estrategias para combatir el llamado huachicoleo, como sociedad debemos hacer una evaluación seria de hasta dónde nos puede llevar la persistencia en la actitud de “tranzar” para avanzar.

Desde luego, hay diferencias entre el ex directivo de Pemex que organizaba la extracción y venta de miles de pipas de combustible y el chofer o transportista que se abastece de huachicol para ahorrarse unos pesos; está en la medida en que necesitan los recursos ahorrados ilegalmente para sobrevivir.

Sin embargo, la actitud es la misma: “tranzar” para avanzar, así sea a costa del resto. La trama de la corrupción se enredó tanto que, con apenas jalar un hilo, hemos tropezado todos como sociedad. Es tiempo de reordenar prioridades, ceder en la medida de lo posible para abonar al bien común y comprender que a veces, para que ganemos todos, tenemos que perder cada uno un poquito. Aunque ese poquito sea la oportunidad de agandallarse al otro.

PRIMERA PARADA

Con beneplácito fue recibido por los usuarios el anuncio de la suspensión temporal del alza de tarifas autorizada por la anterior administración para el transporte público. El gobernador Adán Augusto López llegó a un acuerdo con los concesionarios para realizar un estudio técnico. Sólo después, en un plazo de seis meses, se tomará una decisión. Al diálogo con el mandatario acudieron los representantes de taxis, combis y del sistema Transbus. Hay sensibilidad para atender la inquietud de la gente.

SEGUNDA PARADA

Por cierto que el gobernador López Hernández acudió con el nuevo secretario de Educación, Guillermo Narváez Osorio, a un recorrido por las instalaciones de la dependencia. Excelente medida que ojalá se mantenga. El acercamiento del gobernante a sus empleados y a los gobernados es fundamental para conocer de cerca las condiciones del servicio y las demandas. Narváez Osorio reconoció que un problema prioritario es el retraso en los pagos a los trabajadores. Un problema que hizo crisis en diciembre.

PARADA ESPECIAL

Los días de los caciques del sindicato petrolero están contados. Posiblemente no haya un “quinazo”, como se conocen las medidas similares a la realizada por Carlos Salinas contra Joaquín Hernández, pero las acciones contra el saqueo a Pemex cortarán los privilegios y poder a los jefes del STPRM.