ES INJUSTIFICABLE EL ATAQUE A UNA O UN DOCENTE. Y SIN DUDA ES INJUSTIFICABLE UN ATAQUE A UN ALUMNO. Y HAY TANTAS VARIANTES EN ESTAS DOS AFIRMACIONES, ESCRIBIÓ EL AUTOR EN LA PRIMERA PARTE CON LA RESEÑA DE ALGUNOS CASOS. VÍCTIMAS AMBOS, EL AGRESOR Y EL AGREDIDO. SIN JUSTIFICACIÓN ALGUNA NI ATENUANTES PARA NINGUNO DE ELLOS, SIN EMBARGO HAY VARIOS FACTORES...Y HAY ESPERANZA. Prosigue:
PEOR QUE DISMINUYENDO los recursos para cultura, educación y arte, y haya menos pan en la mesa de muchos, se van dando condiciones, aunque no reparamos en ellas. Y con uniformes gastados, la barriga vacía, zapatos gastados o rotos o grandes al pie, y color de piel no blanco, o rasgos distintivos distintos a los españoles de ojos azules, el ariete de la palabra ofensiva del adulto lastime al niño o adolescente, y que al hacerlo se evidencia que no eres maestro ni maestra, y que llegando el reporte a la dirección, el jefe de esta oficina minimice el asunto, y espere que los padres no se enteren, y peor si al enterarse estos, por las razones que sean no van a la escuela a decirle al director que está pasando esto o lo otro, y que hay que detener las agresiones verbales, sean de quienes sean, y se levante acta, y se lleven talleres de sensibilización para los que trabajando en educación, impartiendo clase, no sean maestros de a deveras, que estos no agreden ni ofenden, más al contrario.
NINGÚN ALUMNO O ALUMNA AGREDE a su maestra o maestro, que admira y hasta quiere de grande ser como ellos. Ningún adolescente agrede al docente que imparte la materia con emoción y hasta ganas le dan de estudiar una carrera afín a la materia impartida. Ningún maestro agrede a sus alumnos menos físicamente, pero tampoco verbal sea por sus equivocaciones, errores, color de piel, religión, preferencia sexual, pobreza, ropa gastada, zapatos viejos o huaraches de llanta, estatura. Ningún Maestro o Maestra lo hace, de eso no tengo duda. Los otros, algunos sí, se sabe, aunque nadie lo diga, hasta que pasan casos. "Problema que se soslaya, estalla", bien lo dijo Don Reyes Heroles, el viejo.
EL MAESTRO O MAESTRA RECIBE a un grupo a veces muy grande de estudiantes. En ocasiones el salón requiere un aparato de clima acondicionado, que no hay, o se descompuso. El calor tropical llega a los 45 grado en abril y mayo. La materia es árida a veces, el alumno anda con hambre o hubo pleito en sus casas, si es que hay casa, si es que hay padres ambos o solo uno o ninguno. Y la situación es compleja en el conjunto de emociones que se reúnen en el aula, así que se requiere tener no solo conocimientos, sino desarrollar habilidades para cautivar a los alumnos. Sé que no es fácil, lo sé, porque lo viví, lo vi, lo entendí.
SOLO QUE SI EL ALUMNO no tiene condiciones en su casa en donde le generen buenas emociones, y si ni casa tiene a veces, ni familia, sino que viven con los tíos o abuelos ya grandes de edad, y en la escuela encuentra muros metafóricos en la forma de ser de algunos de las personas adultas que le imparten clase, y si sumado a ello lo agreden verbal, entonces se dan casos como los que hemos citado (en la primera parte), que ni son deseables, ni se justifican, ni se atenúan, pero suceden. Y en ocasiones juzgamos sin ser jueces. Y le echamos la culpa total a una parte o a la otra, sin reflexionar o reflexionando que el alumno está mal en su conducta, que no debió hacerlo, y en efecto no debió hacerlo, pero en su cerebro no encontró otra salida. Debemos aprender a leer miradas. Allí se ve el vacío, la tristeza, la alegría, el rencor acumulado.
PERO ESTÁBAMOS QUE A VECES se disminuyen recursos en educación, en arte, en cultura, sin pensar en el daño que se hace a la sociedad. Y no lo relacionamos que se requiere la música, el teatro, las artes plásticas, como pan para el alma de todos y todas. Y que alguien que practica arte, se emociona con el arte, tiene menos disponibilidad para pensar en violencia. Busque usted videos de las bandas de música infantiles de Oaxaca -de seguro hay en otros estados-, niños entre 7 y 15 años, de origen humildes, como excelentes intérpretes de música, muy contentos, tocando un instrumento musical, y en conjunto la orquesta, con el "Dios nunca muere", de Don Macedonio Alcalá; o "Sobre las olas", de Don Juventino Rosas", sin olvidar "La Llorona", "El feo", o "A dónde te hayas hermosísimo lucero?", etc. Y he visto la emoción de las y los muchachos en obras de teatro o concursos de declamación y oratoria. O en los dibujos y pinturas. Hay esperanza. Sí.(Fin)