ESCUCHAR A UN CRONISTA es como entrar a una máquina del tiempo. Eso me pasó el jueves al escuchar a Geney Torruco Sarabia, quien nos ayudó a emprender el viaje al pasado y ver la Villahermosa (de la que es cronista oficial desde 2016) en muchas etapas de su existencia. Pasando desde su primer nombre, de cuando era un caserío, Tres Picos, luego Villa Carmona, San Juan Bautista, hasta llegar al de Villahermosa, aunque por el decreto oficial del gobernador Mújica, había quedado asentado como Villa Hermosa. Así en dos palabras.
EN ESA MÁQUINA DEL TIEMPO, con datos precisos, con anécdotas preciosas, se convierte metafóricamente el cronista. Y nos enteramos de cosas sustancialmente increíbles, por lo imposible de cambiarlos. Ejemplo Carlos Alberto Madrazo, a quien conocemos como El ciclón del Sureste -no la brisa- Carlos Alberto Madrazo Becerra, oficialmente no lleva el Alberto, según consta en su acta, aunque se oficializó popularmente. Lo mismo pasa con el poeta, "del cual Juan lo sabe", José Carlos Becerra, se llama Carlos Becerra, según su acta y el dicho de su padre, quien "me dijo que lo de José es el nombre de su abuelo, que le gustó y se lo agregó. Pero eso ya no se puede cambiar. Para el pueblo es José Carlos".
Y DETALLES ASÍ, que la conferencia se convirtió en una muy sana a amena alegría de aprendizaje. Estamos en el Lobby del Hotel Viva, y el evento es en el marco de las celebraciones por el 65 aniversario (y va a 65 y más), del diario Presente, de Tabasco. Geney Torruco tiene una memoria prodigio, aunque creo que todo cronista la tiene. Apoyado apenas con unos documentos, siguiendo un orden, el reto era comentar sobre cómo era el ambiente político y social de Villahermosa aquel lejano febrero de 1959, cuando el diario Presente salió a la luz pública con su primera edición.
PARA ELLO TORRUCO SARABIA dio antecedentes de la densidad de población, desde el primer censo, hasta llegar al último conocido, desde los 7 mil, hasta los más de medio millón que somos ahora (en Villahermosa y municipio de Centro). Y que representa para Tabasco, la población de su ciudad capital más las de sus comunidades, arriba del 40 por ciento. "Pero esta ciudad ha sufrido mucho", por su condición geográfica, su guerra civil, su muy antiguo drenaje, sus excesos de agua, etc. De tal manera que el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando anuncia que va a venir a Tabasco dice: "voy a mi agua", y esta expresión la toma prestada del poeta Carlos Pellicer.
EL MODERADOR DE LA MESA, Juan de Jesús López, poeta, fotógrafo y promotor cultural, lo presentó con parte de sus datos biográficos. Así nos enteramos que nació en Humanguillo, que es licenciado en Economía, ha trabajado en distintas dependencias de gobierno, trabajó para la Secretaría de Educación y fue catedrático de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Es autor de varios libros, entre ellos "Los nombres raros en Tabasco", "Malitzin" y una detallada obra sobre la historia de Villahermosa, que ya va por el tomo 11.
CARRANZA MANDÓ DE GOBERNADOR al michoacano Francisco J. Múgica. Y este, con ideas socialistas, es quien mandó el decreto 111, en 1916, para el cambio de nombre. Y en los considerandos del decreto detalla que, precisamente la constitución ordena desterrar el fanatismo, y parte de ello son los nombres de santos para muchas ciudades, y en este caso corresponde el deber de cambiar el de San Juan Bautista, al de Villa hermosa, como ya dijimos que quedó establecido con dos palabras, y posteriormente, por petición popular se cambió a una sola palabra: Villahermosa.
SE LLAMÓ TRES LOMAS, por las tres lomas que se logran distinguir aún ahora, que se llamaron La eminencia, Encarnación y Esquipulas, en las tres subidas de calle más pronunciadas, que son Plaza de armas, calle 5 de mayo y la subida de 27 de febrero, que se distingue más en la llegada de Mina a 27 de febrero. (También se le nombró) Villa Carmona, por la semejanza que tenía con la Carmona española, a la orilla del Río Guadalquivir, según Diego de Quijada. Y la primera manzana reconocida es la que está circundada por las calles Juárez, Madero, Reforma y Lerdo.
VILLAHERMOSA HA SUFRIDO MUCHO. Invasiones extranjeras, y de piratas, el cólera morbus que diezmó a la población en 1833. Sobre la invasión del ejército de Estados Unidos, en 1846, refirió el cronista cómo la población defendió la ciudad con valor en la primera embestida, estando al frente el gobernador Juan Bautista Traconis, asestando la derrota a los poderosos y engreídos invasores, que tenían como jefe al comodoro Perry, quien perdió a su hijo en la batalla. Días después regresaron y lograron el triunfo los invasores, por lo cual los poderes del estado se trasladaron a Tacotalpa. Solo que en la estrategia, los pobladores villahermosinos abandonaron la ciudad para no abastecer de víveres a los norteamericanos, por lo cual, por hambre, tuvieron que huir y abandonar la plaza días después de ocuparla. (Continuará)