Nos escandalizan el delirio represivo de Maduro y su claridad despótica. Mata, pero sobre todo persigue y encarcela, a personajes claves de la oposición que lo han derrotado en las urnas.
Miente como habla, pero sobre todo amenaza y criminaliza hasta el delirio. Amenaza con crear campos de trabajo para los 2 mil presos que lleva, dice que antes de entregar el poder recurrirá a las balas, difunde el espeluznante video que la dirigente regional María Oropeza grabó, con valor y templanza singulares, sobre el asalto a su casa por fuerzas de seguridad que rompieron su reja y se la llevaron.
Acusa y persigue penalmente como “terroristas” al candidato ganador, Edmundo González, y a María Corina Machado, alma y nervio de la oposición, a quien llama “demonia”.
Saca a sus testaferros militares a amenazar y adjetivar, con similares acusaciones delirantes, y transmite ceremonias de adhesión golpista que nada piden en solemnidad, ridiculez y ferocidad represiva a los peores rituales fascistas de la historia del siglo XX.
En este delirio represivo y su corolario, la disposición a reprimir hasta el delirio, hay todo menos espontaneidad o simple estupidez.
Hay una inteligencia perversa, estratégica: acentuar el terror que pueden producir sus actos con el terror que pueden producir sus dichos.
Hay la estrategia de reprimir hasta pulverizar a la oposición, como hizo la dictadura cubana con las grandes movilizaciones de julio de 2021, las cuales, para todo efecto práctico, han desaparecido en las mazmorras y en el nuevamente opresivo y oprimido silencio cubano.
En esta estrategia calculada, hija de la inteligencia cubana que gobierna en verdad Venezuela, el tiempo es oro. Y el costo a pagar en prestigio y repudio internacional no tiene importancia.
Sólo tiene valor ganar tiempo para reprimir y pulverizar a la oposición, en el entendido de que, mientras no haya una escisión en la cúpula política/policiaca/ militar, la represión será más efectiva que la resistencia.
Lo que le dan los gobiernos de Brasil, Colombia y México a la dictadura venezolana cuando piden esperar a que Maduro presente unas actas que no presentará, y que tiene desde el primer día, es tiempo para reprimir hasta el delirio, hasta imponer en Venezuela el silencio de las cárceles y los cementerios.