El pasado domingo 19 de mayo, alumnas de distintos semestres de la Licenciatura en Comercio Exterior y Aduanas de la Universidad Olmeca, junto con dos profesores, viajamos hasta el vecino país tropical oficialmente denominado como República de Panamá, ubicado en América Central en el istmo que une Sudamérica con América Central, una zona selvática y rodeada de cadenas montañosas interrumpidas precisamente por lo que es considerado como una de las siete maravillas del mundo moderno por la ASCE (Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles) el Canal de Panamá, y que era precisamente la razón de nuestro viaje.
Esta obra emblemática del comercio marítimo del mundo es la vía interoceánica que conecta al Océano Atlántico con el Pacífico desde 1914 y recibe más de un millón de visitantes al año, en 2016 tuvo una ampliación que lo convirtió en receptor de buques de mayor calado. Se estima que un promedio de 13mil embarcaciones pasan por el lugar cada año, poco menos que años anteriores debido a la sequía por la que pasa la región ante la falta de lluvias.
Previo al viaje las alumnas se prepararon leyendo material alusivo al país sobre la relevancia de su ubicación geográfica con el comercio exterior a gran escala, esto elevó sus expectativas y generó muchas preguntas que encontraron explicación en el itinerario de visitas que se preparó anticipadamente, sobra decir, que cada día la experiencia fue significativa y su concepción acerca de la actividad profesional a la que pretenden dedicarse y por la que se están formando en la Universidad Olmeca, cambió. El Canal de Panamá es concretamente una vía de tránsito corta y por tanto más barata para los buques de carga, o como algunos lo llaman: el atajo de América, porque permite hacer en horas un trayecto que de otra manera habría que bajar hasta el cabo de Hornos, en Chile, lo que supondría al menos 15 días más de viaje.
El primer día, 20 de mayo, fuimos recibidos en las oficinas de la compañía naviera más grande y antigua del mundo, MAESRK, empresa familiar de origen danesa con sede en Copenhague fundada en 1904 por Arnold Peter Møller y su padre, Captain Peter Mærsk Møller, y hoy, el nieto Robert Mærsk Uggla, compañía que comenzó muy pequeña - con un solo barco-; fuimos atendidos por el Presidente para la Región América Latina y El Caribe, don Antonio Domínguez, quien por espacio de 2 horas en promedio, explicó a todos la importancia que tiene para el mundo del comercio a gran escala el conocimiento y previsión de los sucesos que pueden alterar las cadenas de suministro y la logística de distribución de los productos; aportando un dato histórico significativo, durante la 2da. Guerra Mundial MAESRK aportó toda su flota naviera a los aliados para combatir al régimen nazi, todos esos buques fueron hundidos y desde esa realidad MAESRK volvió a reconstruirse para consolidarse desde 1996 como el conglomerado de transporte marítimo de contenedores más grande del planeta, una empresa con más de 120 años de historia en el mundo.
"El reto es mejorar la vida de todos integrando el mundo. Maersk es una empresa que rehúye guardar su opinión, es una empresa que va abriendo brecha, nunca tiene miedo de expresar sus opiniones."
Antonio Domínguez. Presidente para la Región América Latina y El Caribe
Al siguiente día fuimos a la ciudad de Panamá Viejo o como lo llaman todos, el casco viejo, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, es el primer asentamiento europeo en el litoral pacífico de América, fundada en 1519 por el conquistador Pedrarias Dávil, con una planificación urbanística y trazado propio de una concepción europea.
Ahí en el casco viejo visitamos el Museo Interoceánico con 5 salas saturadas de información de la historia del canal desde su ideación, planeación, inicios de la construcción hasta el tratado Torrijos-Carter por el que Norteamérica entrega finalmente el Canal al Gobierno de la República de Panamá, que hoy funciona como compañía privada; de ahí fuimos directamente al Centro de Visitantes de Miraflores para ver el paso de un buque petrolero programado para esas horas, una experiencia que incluye observar el llenado de las esclusas y la elevación del buque para poder avanzar sobre el Canal; en ese mismo lugar ver el documental en pantalla iMax con imágenes en tercera dimensión.
Al día siguiente, viajamos a la Zona libre de Colón, donde seríamos recibidos por autoridades gubernamentales con quienes se había establecido contacto previo, se trataba de que explicaran a las alumnas la logística de distribución de la zona libre de impuestos, sin embargo, como el país acaba de pasar por un proceso electoral, la persona asignada para recibirnos no pudo atendernos; no obstante, conocimos el lugar y el funcionamiento al interior como área de distribución de productos de todo tipo y adquisición libre de aranceles.
La experiencia acercó a las estudiantes a una realidad que solo habían leído y escuchado en las aulas, estar en el lugar les permitió desarrollar una mejor comprensión, fue un proceso de aprendizaje significativo que marcará positivamente para siempre su formación profesional. (Catedrático e investigador, Universidad Olmeca)