Uno de los desafíos que tendrá el gobierno entrante, será combatir de raíz la corrupción en el transporte público, la cual sexenio tras sexenio, lejos de disminuirse se ha enraizado hasta convertirse en un serio problema que afecta, principalmente, a los usuarios por el pésimo servicio que se brinda.
Le corresponderá al nuevo secretario de Movilidad, Rafael Elías Sánchez Cabrales, enfrentar este cáncer que carcome al sector. No será una tarea fácil, requiere de voluntad y determinación para acabar con cotos de poder y los negocios sucios al amparo del poder.
Eso es lo que ha caracterizado al transporte público en las últimas dos décadas. Se anunciaron medidas para mejorar la calidad del transporte público concesionado, pero ninguna de ellas ha dado resultados.
La ciudadanía sigue padeciendo de un pésimo servicio o decisiones arbitrarias, como el taxímetro, impuesto a chaleco sin consultar a los usuarios. Una medida que ha perjudicado la economía de los tabasqueños y de los choferes.
Uno de los compromisos de campaña del gobernador electo, es la modernización del transporte público, hacerlo más eficiente y de calidad, una promesa postergada desde hace años por quienes en su momento gobernaron el estado. Ofreció medidas que fomenten la competencia y combatan los monopolios.
Durante la campaña se realizaron foros para abordar este asunto con la participación de transportistas. Ya se tiene un diagnóstico, ya se definió al titular de Movilidad, esperemos que ahora sí haya un verdadero cambio, los ciudadanos demandan un servicio de primera y a la altura de los nuevos tiempos y no hay excusa que valga.
Sánchez Cabrales ha dicho que la principal problemática del sector es la corrupción. Tiene mucha tarea por delante. Este fenómeno pernicioso solo es posible si hay la complicidad de funcionarios de Movilidad.
En una reciente reunión que tuvo con representantes del gremio, consideró que si se erradica la corrupción se habrá resuelto en un 80 por ciento los problemas del sector. Habrá entonces que aplicar mano dura al interior de la dependencia para acabar con el jugoso negocio de las concesiones.