EXPLICÓ EL AUTOR EN LA PRIMERA ENTREGA QUE Hay textos motivantes que circulan profusamente con nombres de escritores famosos. Los más socorridos son Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda y Mario Benedetti. A veces hasta escritores o académicos muy conocidos los reproducen con ese equívoco. Los cuatro estilos de dichos autores son muy diferentes.
ESTE SE LO ATRIBUYEN a Pablo Neruda: "Muere lentamente quien no viaja,/ quien no lee,/ quien no oye música,/ quien no encuentra gracia en sí mismo./ Muere lentamente/ quien destruye su amor propio,/ quien no se deja ayudar..." Tampoco es. Neruda es este: "...todo me lleva a ti, como si todo lo que existe,/ aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan/ hacia las islas tuyas que me aguardan./ Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme/dejaré de quererte poco a poco./ Si de pronto me olvidas no me busques,/ que ya te habré olvidado./ ... Pero si cada día,/ cada hora sientes que a mí estás destinada/ con dulzura implacable./ Si cada día sube/ una flor a tus labios a buscarme,/ ay amor mío, ay mía,/ en mí todo ese fuego se repite,/ en mí nada se apaga ni se olvida,/ mi amor se nutre de tu amor, amada,/ y mientras vivas estará en tus brazos/ sin salir de los míos."
ASÍ ANDAN en circulación. No están mal en lo que dicen, en lo que sugieren, en lo que motivan. Son claros, directos. Y si caen en buena tierra, entonces algo se ha de lograr en el cambio de actitud de algunos. Y si esos nombres de los famosos escritores que aludo ayudan para que circulen mucho más, pues está bien. Pero que escritores de renombre tabasqueño lo hagan circular así, pues quede solo como evidencia.
A DON MARIO Benedetti le atribuyen este: "No te rindas, aún estás a tiempo/ de abrazar la vida y comenzar de nuevo,/ aceptar tu sombra, enterrar tus muertos,/ liberar el lastre y retomar el vuelo./ No te rindas, que la vida es eso,/ continuar el viaje, perseguir tus sueños,/ abrir las esclusas, destrabar el tiempo,/ correr los escombros y destapar el cielo./ No te rindas, por favor no cedas/ aunque el frio queme, aunque el miedo muerda...". Su autor es el argentino Guillermo Mayer.
EN EL FRAGMENTO anterior percibo su fuerza y belleza. Solo que Don Mario Benedetti es directo y muy notoria la diferencia y belleza, por demás: "Corazón Coraza/ Porque te tengo y no/ porque te pienso/ porque la noche está de ojos abiertos/ porque la noche pasa y digo amor/ porque has venido a recoger tu imagen/ y eres mejor que todas tus imágenes/ porque eres linda desde el pie hasta el alma/ porque eres buena desde el alma a mí/ porque te escondes dulce en el orgullo/ pequeña y dulce/ corazón coraza/ porque eres mía/ porque no eres mía/ porque te miro y muero/ y peor que muero/ si no te miro amor/ si no te miro..."
Y ATRIBUIDA AL GABO (Gabriel García Márquez) es esta carta de su supuesta despedida: "Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría más valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate..."
GGM INICIA sus Cien años de soledad de esta brillante manera: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo..."
Y PUEDE SER que a veces alguien se confunda por andar a lo rápido, algo sentimental o nostálgico, despistado o adolorido del alma y corazón, y le demos click sin fijarnos del nombre. Suele pasar. A mí quizá igual me pasó alguna vez. Confieso que he vivido cosas parecidas aunque distintas. Cuando a los 15 años mandaba fragmentos de alguno de ellos y les ponía mi nombre, porque se los dejaba en las mochilas a la chica admirada, y de nada serviría que dijera anónimo o "de Mario Benedetti". No. Tenía que ir mi nombre para que ella supiera de su Antonio S.C.