*AMLO, un presidente que abrió muy anticipadamente la sucesión
*“Pasarela” organizada por De la Madrid y predestapes del salinismo
*Una vieja costumbre sin desarraigar: la señal desde Palacio Nacional
COMO sabemos, apenas pasadas las elecciones intermedias del 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el proceso de su propia sucesión. Llegó a mencionar hasta ocho o diez nombres de quienes desde Morena tenían posibilidad de asumir el relevo de la denominada Cuarta Transformación. De los primeros mencionados sólo quedaron Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, al tiempo que Ricardo Monreal se anotó por su cuenta y riesgo.
Fue hasta inicios del 2022 cuando AMLO agregó a los aspirantes morenistas el nombre de Adán Augusto López Hernández, a quien había designado secretario de Gobernación apenas en agosto del 2021. Desde la estrategia del mandatario federal, con la mención pública de quienes tenían cualidades para sucederlo, ponía fin a la costumbre del “tapadismo”, algo que se estiló en el sistema de partido de Estado, como lo fue el PRI.
TODO BAJO CONTROL
DE ALGUNA manera el “tapadismo” fue una mecánica asociada a presidencialismo, que además trajo consigo la denominada “cargada”: una vez que el Presidente en turno tomaba la decisión de quién lo sucedería en el cargo las “fuerzas vivas” del PRI, en especial los sectores, se encargaban de legitimar y hacer suya la designación. Las elecciones se convertían en un mero formalismo para ratificar al elegido.
Refieren los historiadores que aun cuando se habla de que el “primer tapado”, candidato encubierto, fue Manuel González designado por Porfirio Díaz, esta modalidad se inició en la política mexicana en los años 50 del siglo pasado, concretamente en 1957 cuando el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines “destapó” a Adolfo López Mateos. A partir de entonces los integrantes del gabinete presidencial eran potenciales sucesores, sobre todo si despachaban en la Secretaría de Gobernación que se consideró la antesala de Los Pinos; ahí aguardaban hasta que el mandatario en turno daba la señal.
La ruta de Gobernación fue interrumpida con el “destape” de José López Portillo, a quien se puede considerar el primer político-tecnócrata, pues procedía de un área técnica (la Secretaría de Programación y Presupuesto), pero tenía formación de abogado y presumía de su herencia política familiar. Después siguió un tecnócrata puro formado en Estados Unidos, Miguel de la Madrid. Fue precisamente con el iniciador del “modelo neoliberal” cuando apareció en nuestro país lo que podríamos llamar el “multi tapadismo”, porque ya no fue uno sino varios los candidatos encubiertos. En efecto, con De la Madrid ocurrió la “pasarela” de seis supuestos precandidatos: Carlos Salinas, Manuel Bartlett, Alfredo del Mazo, Miguel González Avelar, Sergio García Ramírez y Ramón Aguirre. El resultado fue la imposición de Salinas y la ruptura encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.
Como presidente, Salinas de Gortari no se quedó atrás y alimentó las esperanzas de tres “tapados” sin capucha: Luis Donaldo Colosio, Manuel Camacho y Pedro Aspe. La tragedia de Lomas Taurinas permitió el ascenso de otro técnico: Ernesto Zedillo.
EL PODER DE LA PALABRA
VARIOS politólogos e investigadores, y por supuesto políticos, se han ocupado del tema para desentrañar los mecanismos de los relevos presidenciales en el país-…y en el mundo. Muy ampliamente lo hizo Jorge Castañeda en su obra “La herencia. Arqueología de la sucesión presidencial en México” (Alfaguara, 1999), donde se refiere también a lo que denomina la sucesión anticipada. Comenta: “la gran desventaja de la sucesión anticipada radica en su indefectible recurso al engaño: para impedir que el candidato preseleccionado sea devorado por sus rivales, por la prensa o por los enemigos del régimen, es preciso que figuren vanos competidores en la contienda”.
Refiero brevemente el tema porque ahora estamos en los tiempos en los que más abiertamente compiten y se muestran los aspirantes a la candidatura por Morena: Sheinbaum, Ebrard y López Hernández, al igual que Monreal, aun cuando niegan estar en precampaña. La lógica es muy sencilla: si el método anunciado para la nominación es la encuesta, lo primero que tienen que lograr es ser reconocidos públicamente. El otro factor, sin duda, es la percepción que de estos actores tenga el presidente López Obrador en el tramo de la decisión final.
Ya no hay tapados, afirma AMLO. Pero el mensaje que el Presidente envíe a sus simpatizantes en la recta final será determinante para la respuesta que se obtenga en la encuesta. ¿Y los aspirantes de otros partidos? Un tema pendiente.
AL MARGEN
MAÑANA jueves será inaugurada la exposición de caricaturas de Rogelio Urrusti “Llueve o truene”, en el Instituto Juárez de la UJAT (centro de Villahermosa), donde el artista disertará la plática “Breve historia de la caricatura política en México”, a las 15 horas. Todo en el marco de la XXII Semana de Historia, organizada por estudiantes de esa disciplina. (vmsamano@hotmail.com)