"Soy una, y soy mayoría rotunda"

ELLA VENDE CHUCHERÍAS EN LA VÍA PÚBLICA

Es de Ecuador y tiene frente a sí, a fieros guardias de reglamentos y policías, que van a su desalojo. Ella es mi heroína.  No se arredra. Con la palabra los mantiene a raya. Es un video que miro hoy, como tantos que hay en las redes. Solo que destaco que ella es un ejemplo.

TENDRÁ UNOS 30 AÑOS, CUANDO MUCHO. Y la palabra firme, clara, la define. ¿De dónde saca tanta fuerza? De la conciencia de quién es y lo que son los otros. La admiro. Porque además, entre sus decires hay poesía social. Hay valor. Dignidad. Y conciencia.

"EL PUEBLO TIENE HAMBRE". DICE. "Yo no vendo droga". Dice. "La constitución me ampara". "A ustedes les pagamos nosotros". "No me van a quitar de aquí. Solo muerta. Así que tomen sus palos y sus cuchillos". Dice. "Hijos de la..." "Señora, no la estamos ofendiendo", dice débil uno de ellos. Y lo dice en varias ocasiones, sin fuerza.

"SOY UNA. Y SOY MAYORÍA ROTUNDA". Dice. Afirma, asegura. Y sorprende. ¿Se le puede pedir más a sus argumentos? De ninguna manera. Con lo que dice basta. Los policías dicen que no la están ofendiendo. "Al tratar de quitarme sí". Les recrimina. Y les dice que solo muerta. Que tomen ya los palos y los cuchillos, porque no se va a ir con la cabeza gacha. Ella es pueblo. Y al pueblo se le respeta.

ELLA VENDE PARAGUAS POR SI LLUEVE o hay sol, sombrilla. Ella se gana el pan para su casa, de esa manera. Es una acera de una concurrida calle. Se ve que hay otros y otras con ellas. Buscan "la papa" de esa manera. Sin quitarle a otros. Les dice que ellos, los policías o de reglamentos le lamen la bota a los políticos. Es una metáfora, se entiende. Los policías representan a la estructura que oprime.

ES EN ECUADOR. PERO HEMOS VISTO que pasa en otras partes. Hace días vi un video donde policías de algún pueblo de México, con apoyo de agentes de reglamentos, despojan de su mercancía a una mujer con niño en brazos. Y ella se queda sin poder hacer nada. Se resigna ante la brutalidad del despojo. Como estatua se queda sentada.

ELLA, LA DEL VIDEO, forma parte de los millones de seres marginales que venden en la calle. Comercio informal, le llaman. Ella debe tener hijos o padres a quien sostener. Y enfrenta las clemencias e inclemencias del tiempo. A veces serán días buenos, a veces malos para sus ventas. E insisten en quitarla. Pero ella los enfrenta con su fragilidad de ser una ante la policía que llamarán refuerzos. "Pero no me van a quitar".

SOLO MUERTA PODRÁN QUITARME. Reitera las veces que sean necesario. Con algunas de sus frases bien se escribiría un poema de la fuerza de las palabras. Se escucha que ellos llaman refuerzos. Ella capta las claves de la comunicación. Y les dice: "trae refuerzos, trae camionetas, pero ni con todos me van a quitar. Ni aunque me lo pidan por favor o se arrodillen. Solo muerta", les reitera. 

YO MIRO EL VIDEO UNA, DOS y tres veces. Miro su rostro, segura de sí misma. Escucho sus rotundas y convincentes palabras. Con sicología empírica se les ha impuesto a los gendarmes e inspectores, responsables y vigilantes del "orden". Que tienen retos de detener ladrones, asaltantes, secuestradores y vendedores de estupefacientes. Solo que aquellos tienen otros modos de defenderse. Y ella, solo su palabra. La entereza con la que los enfrenta es ejemplo ante la injusticia disfrazada de orden. Orden en secuencias de dominio.

CIERTO QUE OBSTACULIZAN EL PASO PEATONAL. Cierto que están fuera de la Ley que regula el "orden" y el "progreso" Cierto que les cobran derecho de piso. Y se pueden argumentar decenas de razones. Una tras otra con fuerza de razón. Solo que hay una razón mucho más poderosa. Y ella la sostiene, y a ella la razón la sostiene: "el pueblo tiene hambre". Imagino que la mayoría de ellos no están por gusto, sino por necesidad. El video circula en internet. Es un caso de Ecuador. Y el texto le reconoce a ella su fuerza interna, sus razones y sobre todo, la fuerza de su palabra.