Cuando analizamos el rol de las mujeres en la política, sobresalen atributos que constituyen un verdadero sello distintivo: son excelentes administradoras, negociadoras, comprometidas con las causas de género y líderes situacionales (capaces de adaptarse a las exigencias de diferentes escenarios). No es una afirmación trivial; diversos organismos de prestigio internacional han realizado estudios que lo respaldan con datos.
Por ejemplo, según ONU Mujeres, hay un 35% más de probabilidades de alcanzar acuerdos de paz cuando hay negociadoras involucradas en esos procesos, aunque sigue siendo común que no se les incluya.
A pesar de los avances logrados a favor de las mujeres en este ámbito, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Han tenido que sortear un sinfín de dificultades para empoderarse: discriminación, adaptación a reglas políticas hechas por hombres, e incluso asumir comportamientos similares a los de los varones para ser reconocidas. Han superado escollos, roto barreras y emancipado luchas por la igualdad.
Recuerdo que en la primera parte de "Don Quijote de la Mancha" aparece un personaje llamado Dorotea, una joven campesina de gran belleza y virtudes, hija única de agricultores, quien ya se ocupa de la hacienda familiar y, en sus ratos libres, cose, borda, lee o toca el arpa (se trata, pues, de una joven culta, inteligente, activa e ingeniosa). Sin embargo, se ve obligada a disfrazarse de mozo para poder moverse con mayor libertad en una sociedad que imponía fuertes restricciones a las mujeres, especialmente a aquellas en situaciones comprometidas.
Por fortuna, aunque todavía hay pendientes por resolver (uno de ellos es avanzar más hacia la igualdad que hacia la paridad), lo que experimentó el personaje de Dorotea y lo que hoy se vive en muchas regiones del mundo no es comparable con lo que ocurría en los tiempos de Platón y Aristóteles, cuando se justificaba la discriminación contra la mujer, ya que se cuestionaba su capacidad intelectual e incluso se afirmaba que era tan necesaria para el hombre como el esclavo para el amo.
En este contexto, cobran sentido las palabras de Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, expresadas en el acto de toma de protesta del pasado martes 1 de octubre: "Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas. A muchas de nosotras nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres, poco a poco esa visión se ha ido revirtiendo".
Y tiene razón. Pese a los rezagos y estereotipos de género que todavía existen, hoy las mujeres no necesitan ningún disfraz como símbolo de astucia para demostrar sus capacidades de líderes y agentes de cambio, así como su derecho a participar por igual en la gobernanza democrática.
Por ello, lo que presenciamos esta semana es histórico. En México, tras 200 años de República y siete décadas desde que las mexicanas consiguieron el derecho a votar y ser votadas, el nuevo sexenio por fin tiene nombre de mujer: Claudia Sheinbaum.
No puedo pasar por alto que, aquí en Tabasco, particularmente en el municipio de Centro, otro gran hecho histórico armoniza con el concierto nacional: hoy asume el gobierno municipal, por segundo periodo consecutivo, una mujer: Yolanda Osuna Huerta, respaldada por una sólida confianza ciudadana que se reflejó en una votación superior (en miles de votos) a la obtenida en los comicios de 2021, como resultado del gran trabajo realizado.
Son ellas, las mujeres, pasando lista con su inteligencia, sensibilidad, liderazgo, firmeza y empatía.
EN CIFRAS
Al 1 de octubre de 2024, hay 29 países donde mujeres se desempeñan como Jefas de Estado y/o de Gobierno. Al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará en otros 130 años.
En solo dos países se ha alcanzado el 50% de mujeres en gobiernos locales (Rwanda y Bolivia), y en otros 26 países, más del 40%.
En México, alrededor del 30% de los municipios del país son encabezados por mujeres. Esto significa que, aunque ha habido avances importantes en la inclusión de las mujeres en cargos de elección popular a nivel municipal, todavía hay un largo camino por recorrer (Fuentes: ONU e INEGI).