Sinaloa es un claro ejemplo de lo que puede suceder en cualquier estado de la República Mexicana si no toman las previsiones correspondientes en materia de seguridad nacional.
En las últimas semanas en aquella entidad –ubicada en la región noreste del país limitado al norte con Sonora y Chihuahua, al Este con Durango, al Sur con Nayarit y al Oeste con el Golfo de California (Océano Pacífico)-- la delincuencia organizada ha generado escenarios violentos que muestran a las autoridades policiacas –civiles y militares— totalmente rebasadas.
Sinaloa con sus más de 3 millones de habitantes hoy es gobernado por el morenista Rubén Rocha Moya, un político nativo del pueblo de Badiguarato, la tierra originaria de Joaquín Guzmán Loera (El Chapo), uno de los legendarios líderes del narcotráfico mexicanos quien actualmente está sujeto a proceso penal como consecuencia de sus ilícitas actividades.
El tema central es el hecho de que el problema se dejó crecer en Sinaloa desde hace algunos ayeres.
Nunca se puso atención para combatir de fondo lo que ya se veía como algo rutinario en aquella región, el empoderamiento de los cárteles del narcotráfico que, inclusive, llegaron al extremo de colocar autoridades estatales y/o municipales como parte de la convivencia aparentemente pacífica que solía prevalecer en esos lares.
Hoy, tras la captura –y enjuiciamiento en una cárcel de Estados Unidos-- de Ismael "El Mayo" Zambada, la pugna entre los grupos identificados con éste y "los chapitos" (vinculados a hijos de "El Chapo") ha tomado derroteros bastante graves alterando la tranquilidad entre la población sinaloense con enfrentamientos armados que, al parecer, ni la Guardia Nacional ha logrado controlar.
Sinaloa es hoy, a los ojos del mundo, el reflejo de lo que puede suceder en cualquier narcoestado.
Su gobernador, Rubén Rocha Moya –de acuerdo a lo que se ve y se lee en medios informativos nacionales-- se ha visto rebasado totalmente por el problema; su gestión ya no es garantía de seguridad para el grueso de la población de aquella entidad.
Tan graves están las cosas que hasta la celebración del 214 aniversario de la Independencia de México se vio empañada e inclusive hasta las páginas web del gobierno estatal sufrieron un ciberataque al introducirles mensajes intimidantes en contra de las autoridades locales.
"Gobernador Rocha Moya. Aquí no es tierra de cul*nes, mejor lárguese a ch*ngar a su madre y no vuelva. Se viene más muerte en Sinaloa", pudo leerse en el mensaje colocado en el sitio del Colegio de Bachilleres de Sinaloa (COBAES) y en el caso del portal de la Administración Tributaria, los responsables del ataque exhibieron un texto similar, pero sin mencionar el nombre del funcionario.
Y tan graves están las cosas en Sinaloa que hasta el comandante de la 3ª. Región Militar, Jesús Leana Ojeda reconoció públicamente el deseo de que la tranquilidad regrese pronto a aquella entidad pero –dijo— "eso no depende de las fuerzas armadas, sino de los grupos antagónicos que generan violencia en la entidad", en clara alusión a los grupos en pugna.
Hoy en Sinaloa los abrazos parecen haber quedado atrás, se hicieron a un lado y los grupos delictivos la han entrado con bastante resonancia a los balazos creando caos, miedo e incertidumbre no solo entre la población en general sino en todos los sectores económico, productivo y laboral.
Sinaloa está convertido en un escenario de cruenta guerra entre los grupos antagónicos mientras que las fuerzas del orden no encuentran la manera de controlar dicha situación.
En medio de todo lo que se vive en aquella entidad, hay quienes comentan que ese tipo de ambiente puede presentarse en cualquier otro estado del país –Tabasco, por ejemplo-- si en su oportunidad no se toman las medidas necesarias para evitarlo.
Ojalá y con el relevo de las autoridades gubernamentales que se aproxima en nuestra entidad fluya la coordinación entre autoridades federales, estatales y municipales para prevenir escenarios como los que hoy se están viviendo en territorio sinaloense. (altar_mayor@yahoo.com.mx)