Como si se tratara de un profeta, Alejandro Hope, con voz suave pide a los lectores de su columna escuchar su mensaje para que no busquen más allá de sus sabias palabras: “No hay una respuesta única a lo ocurrido la semana pasada. No impongamos una solución nacional uniforme a problemas muy distintos y muy locales”.
“La semana pasada no fue una buena semana para el gobierno de la República”, afirma. Muy benevolente en sus conclusiones, como no queriendo sin querer, remarca que los hechos ocurridos fueron desparramados en una buena parte del territorio nacional. Recalcándonos: miren esto no solo está ocurriendo en un punto de la geografía nacional, es algo que se da en todo el país. Pues claro, es algo que se nota está siendo manejado por grupos de intereses contrarios al gobierno de la 4ta. Transformación, para ocasionar ese impacto que después algunos medios y mensajeros del conservadurismo tratarán de reforzarlo con sus “analistas intelectuales”.
Lo ocurrido la semana pasada en Jalisco y Guanajuato, con incendios y bloqueos a establecimientos, calles y carreteras, a consecuencia de los impactos de la acción de la Guardia Nacional; luego los cobardes ataques a la población civil en Ciudad Juárez, con el saldo trágico de once muertos y daños a particulares. Y el caos que promueven en Baja California, con un saldo de un sin número de transportes públicos incendiados en varios municipios donde pueda escucharse más fuerte, cerca de los vecinos del norte…a ver si en esta ocasión sí se atreven hacer una intervención en nuestro territorio. Son sus delirantes deseos.
El “análisis de los hechos” se nos describe con una película que siembran el miedo, descontrol y caos nacional, “para el sábado, la narrativa dominante en medios y redes sociales era de un país al borde del caos. Incluso voces cercanas al gobierno empujaron esa propia versión al propalar teorías sobre una presunta conspiración…” Que conste que eso era una mera teoría. La voz del profeta es la verdad; no supuestos e ideas que solo se emplean para justificar lo tangible, la verdad absoluta, así se nos pretende vender la idea del caos.
De la falta de control y dominio de la delincuencia en todo el país, no es de dudarse de que las cosas se quieran hacer más severas y grotescas ante la falta de certidumbre de una oposición opaca, sin recursos para convencer al electorado nacional. No hay propuestas. No hay ideas que lleguen a la población para que cambie su sentir con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Todos sobre la carnada (AMLO). Ante la carencia de un proyecto alternativo o que pudiera competir en contra de las acciones de Morena, la propaganda de la mentira y el golpeteo al que se suman intereses desde el extranjero, tratan de socavar la credibilidad del gobierno de la transformación.
Lo de ellos es vender la idea de que los capos de la droga se han revelado a los abrazos y la estrategia en contra de la delincuencia es fallida. Que lo de Alejandro Moreno pase a segundo plano; no dar créditos al proyecto de solución a la falta de agua en Nuevo León; que el precio de la tortilla se encuentra por las nubes; que la Guardia Nacional es un golpe de Estado al ser controlada por el ejército; que los índices de seguridad no van a la baja; promover cifras alarmistas de muertes en la última semana; ocultar las cifras de detenidos y decomisos de droga a la delincuencia, etc. etc. ¡Hágase el caos! ¡Promuévase la percepción del terrorismo! Estas parecen ser las consignas.