Hace tres décadas el cantautor argentino León Gieco compuso "Los Salieris de Charly", canción en donde se escucha eso de "¿qué nos dirán por no pensar lo mismo / ahora que no existe el comunismo? / Estarán pensando igual / ahora son todos enfermitos. / Estarán pensando igual / ahora todos son drogadictos", y con éstas seis líneas se condena y se concentra toda la política que tiene su sustento en la Economía de Guerra consistente en crear o buscar a los enemigos del imperio para combatirlos en nombre de la seguridad democrática occidental mostrada y representada en las casas de bolsa de los principales países del mundo, empezando por la de Nueva York y su anexo político de la Casa Blanca.
Antes de que en diciembre de 1992 se escuchara por vez primera esta canción y después de la Segunda Guerra Mundial, el enemigo fue el comunismo y por eso la famosa Guerra Fría, cuyo principal y rescatable producto para muchos fue ese personaje literario y cinematográfico creado por Ian Fleming y que se presentaba a sí mismo como "Bond, James Bond". Pero posterior a la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, como dijo el compositor argentino, la droga se consolidó como el enemigo a vencer, combate que por cierto había comenzado a principios de los años setenta del siglo pasado cuando el presidente del país más poderoso del orbe, Richard Nixon, le declaró la guerra y consideró al comercio y consumo de droga como el "enemigo público número uno".
Después de medio siglo de guerra en contra de las drogas que ha tenido el gobierno de Estados Unidos, los resultados han sido un desastre, tanto que hace una década la organización ciudadana de ese país llamada "Alianza sobre Política de Guerra", dijo que "necesitamos reflexionar no sólo en las consecuencias de esta guerra en el país, sino también en el extranjero. El crimen, la violencia y la corrupción que esta política ha ocasionado en el México actual, recuerdan a Chicago de la época de la prohibición..., aumentado 50 veces", y no olvidemos que al Chicago al que se refiere es el de Al Capone y su contrincante Eliot Ness, presentes en la cotidianidad televisiva a través del programa "Los Intocables", el cual ya cuenta con su versión cinematográfica.
Esta situación, agravada en México a partir de la guerra a las drogas iniciada por el entonces presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, le hizo decir en aquellos días de gobierno panista al historiador Miguel León Portilla algo que aún suena en la memoria de infinidad de mexicanos: "México me duele. Este gobierno encendió un fuego que no puede apagar, porque el negocio de las drogas es tremendo: matan a uno y entran diez nuevos. Como va ahora es una guerra que no tiene fin".
En la misma canción, León Gieco escribió: "Compramos el Página / leemos a Galeano / cantamos con La Negra / escuchamos Víctor Jara", en donde el compositor se refiere al periódico Página 12, La Negra es Mercedes Sosa, Víctor Jara es ese famoso compositor y cantante asesinado por los militares chilenos tras el Golpe de Estado perpetrado por Estados Unidos y ejecutado por Augusto Pinochet en contra de Salvador Allende, y Galeano es el escritor uruguayo Eduardo Galeno que a principios de la década pasada dijo que México "está siendo víctima del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros".
El mismo León Gieco escribió otra canción ya memorable llamada "Sólo le pido a Dios", en la cual en una de sus estrofas hace una declaración de principios: "Sólo le pido a Dios / que la guerra no me sea indiferente. / Es un monstruo grande y pisa fuerte / toda la pobre inocencia de la gente", misma que ha expresado frente a infinidad de públicos, entre los que sobresale el mismo papa Francisco.
"Sólo le pido a Dios / que la guerra no me sea indiferente", formula con anhelo el cantante argentino, palabras que nos hacen pensar que en la realidad no habrá que olvidar que lo dominante en el mundo es la Economía de Guerra, y que hoy en día ejemplos hay muchos, y que pueden reproducirse con facilidad, máxime si además del ejercicio bélico imperante e impuesto por el imperio, se cuenta con aliados locales como sería el caso de los senadores mexicanos Marko Cortés y Lily Téllez, quienes a grito abierto piden tipificar como terrorismo al tráfico de drogas, acción legar que le permitiría a la potencia norteamericana tener la oportunidad ideal para enviar cuerpos armados al país con el pretexto de coadyuvar en la guerra en contra del terrorismo. Y ante esta petición de los panistas vale preguntar si pecan de inocentes, de perversos, de ignorantes, de ridículos o de traidores a la patria. Y que conste que pregunto, simplemente pregunto.
*Escritor. cadenacardenasjavier@gmail.com