Entre la vox populi existe un refrán muy conocido: Cuando el rio suena, agua lleva.
Y mire usted, amable lector de este espacio, posiblemente a más de uno sorprendió las declaraciones hechas la semana pasada por el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, luego de una reunión con empresarios al referirse al tema de la inseguridad en nuestro país.
El diplomático afirmó que sin resultados en el combate a la inseguridad, todos los demás acuerdos entre Estados Unidos y México “tiemblan”.
Y fue más allá al subrayar, que de acuerdo a su percepción “la inseguridad que se vive en México ha enfriado la inversión extranjera para el país”. “Es muy real, destacó, que con la inseguridad sí se enfría la inversión de Estados Unidos y de otros países”.
Dejó entrever su preocupación por el clima de violencia que se ha presentado en los últimos días en algunas regiones del país, como Jalisco, Baja California, Sonora, Michoacán y Chihuahua, cuestión que ha ocupado los titulares y notas de la prensa escrita y de la televisión y señaló además que la inseguridad es un actor grave cuando se trata de promover la inversión y dar certeza a los empresarios.
Capítulo aparte fue la reiteración que hizo en torno a que Estados Unidos tiene pleno respeto al Gobierno Mexicano y la soberanía del país.
Y en todo esto, Ken Salazar opinó que “México requiere de un esfuerzo de todos, no nada más de parte del Gobierno Federal. Primeramente, requiere un esfuerzo de todos los gobiernos a todos los niveles, en lo federal, estatal y los municipales”.
Pero fíjese usted: Estas declaraciones no provienen de cualquier persona, sino de un diplomático por cierto visitante muy frecuente a Palacio Nacional.
Y lo dicho por éste sin duda refleja una preocupación como la tienen muchos mexicanos, tratándose del tema de la inseguridad.
Tema que como podemos ver, particularmente ha venido siendo el Talón de Aquiles de los últimos gobiernos mexicanos. Más bien, desde la época de Vicente Fox, luego Felipe Calderón, seguidamente Enrique Peña Nieto y actualmente en el contexto de la llamada 4T.
En todo esto sería injusto no reconocer el afán del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien preocupado, como gobierno, por ese problema --el cual sigue dando dolores de cabeza— desde el inicio de su gestión decidió instrumentar la política de “abrazos no balazos”, tomando en cuenta que la inseguridad es un asunto que no se puede atacar, como otros lo han hecho, con mayor violencia.
Y es que, en verdad hay que admitirlo, el tema de la inseguridad conectado con el del crimen organizado, es muy complejo; como problema, no es tan sencillo resolverlo, parecería que se trata de la hidra de Lerma, aquel monstruo de la mitología que cuando trataban de matarla cada vez que le cortaban una cabeza le surgían dos más e iba expandiéndose.
Hay quienes creen que posiblemente lo que está faltando a las autoridades correspondientes tanto del gobierno federal, como los estatales y municipales, es actuar con mayor energía pero sobre todo con inteligencia para poner un hasta aquí a los actos de violencia que se siguen suscitando un día sí y otro también.
En conclusión, México no merece seguir siendo rehén de ese flagelo social.
Es algo que se pueda resolver de la noche a la mañana, pero sí los mexicanos debemos ver que lo que están haciendo las autoridades correspondientes en realidad va, como se nos dice, por el camino correcto. (altar_mayor@yahoo.com.mx)