En México, luego del traumático 2006, la Ley de Medios de Impugnación Electoral establece: “se presumirá que las violaciones son determinantes cuando la diferencia entre la votación obtenida entre el primer y segundo lugar sea menor al 5%.” En este sentido, tras perder por 30 puntos la elección presidencial, suena exótico el anuncio de Xóchitl Gálvez y los dirigentes del PRI, PAN y PRD, sobre impugnar un resultado tan abierto. Aunque, como se ha dicho, siempre hay derecho al pataleo, pero es necesario tomar en cuenta los factores para la estabilidad del país.
Esta impugnación, sin viabilidad jurídica, viene después de que Xóchitl reconoció su derrota en llamada telefónica a Claudia Sheinbaum. O una cosa o la otra, no las dos, que suman otra raya a la incoherencia de la candidata opositora. Jorge Álvarez Máynez, candidato de MC, criticó a Xóchitl y al Frente Fuerza y Corazón, por “aplaudir que hoy se impugne una elección que perdieron por 30%”, mientras que “son capaces de insultarte por haber luchado contra el desafuero y haber exigido voto por voto en 2006”. Y más veremos.
TRABAJO POLÍTICO Y VOTOS
LOS RESULTADOS del domingo 2 de junio, con Tsunami de votos para Morena y la alianza Sigamos Haciendo Historia, reflejan dos tipos de trabajo político, según me comenta uno de mis lectores: a) un trabajo disciplinado, de terracería, con proyecto de nación que visibiliza a los de abajo y encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador; b) un trabajo inconsistente, en burbuja elitista y por tanto sin cercanía ciudadana, con la negación sistemática de lo que promueve AMLO y la 4T, pero sin diseño de proyecto alternativo.
Si esta diferencia no la comprende el frente opositor (PRI-PAN-PRD), más allá de impugnaciones por inequidad y el doble discurso sobre el INE (¿ahora sí se toca?), el país quedará huérfano de propuestas a contrastar. La continuidad 4T fue legitimada por 35 millones de votos.
Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, lo dijo así (4/6/2024, Proyecto Puente): “¿Sorprende que haya ganado Claudia? No; ¿sorprende que haya ganado ampliamente? No; ¿Sorprende que haya superado los 30 millones de votos? No; nomás no lo querían entender los opositores.” Lección: no desconectarse de lo real.
CAMBIAR DE OJOS QUE NO VEN
¿QUÉ ESTABA en juego para la oposición? Explicó Campos, con filo: “La elección era un plebiscito sobre López Obrador. Y él, sin estar en la boleta, superó lo obtenido en 2018 por cinco millones de votos. Llega la mayoría calificada, el famoso plan C. La oposición no vio el Tsunami que les vino encima. Los castigaron en el 2018 y los castigaron en el 2024, por la percepción negativa de sus partidos: PRI, PAN y PRD. La oposición tiene que reinventarse”. De hecho, 1) el PRD está a punto de perder su registro, al no lograr el 3% mínimo; 2) el PRI será la quinta fuerza política, con 11% de la votación nacional, cuando en 2012 gobernaba el País y 18 gubernaturas (le queda Coahuila); 3) el PAN perdió Yucatán –sorpresa- y apenas logró 15% de los votos.
¿Qué nubló la mirada de la actual oposición? Además de prejuicios políticos y ausencia de terracería, existe otro factor: el discurso mediático de comentario político, que cargó la mano a AMLO desde el principio. A partir de esa crítica que saturó el espacio público -y que AMLO ‘podaba’ en sus conferencias matutinas- la oposición ‘compró’ ideas que le hacían ver un futuro promisorio en 2024. Esta ceguera fue apuntalada por desplegados/adhesiones de la comunidad cultural/intelectual/científica la mayoría afín al modelo neoliberal. Los primeros tres desplegados fueron con ropaje ciudadano, para “protestar por el debilitamiento de la democracia en México”, en defensa del INE, en defensa de la Suprema Corte y por una cobertura mediática equilibrada de las campañas presidenciales. El último desplegado (23/5/2024, 250 firmantes) fue de adhesión política a Xóchitl Gálvez. Derecho ciudadano con exposición pública, para inducir el voto. ¿Se vale? Sí, aunque existe la incoherencia de presentarse primero sin interés partidista (mero pronunciamiento ciudadano) y después con clara intención político/partidista, como sucedió con la llamada ‘Marea Rosa’, que también se definió en su último evento (23/5/2024) antes de las elecciones del 2 de junio.
En esta historia existe una insistencia ciega, como pensamiento equivocado sin ajustes: creer que lo que se vive desde un estrato social privilegiado es representativo del México profundo. La oposición, partidista y con expresiones mediáticas, tiene que cambiar de ojos, a juzgar por su derrota monumental. Para no repetir el numerito.
PLAN C, CON BONO DE PODER
EL VOTO OCULTO llegó por otro lado. El voto de castigo no llegó. Lo que también llegó fue un grueso bono de poder para implementar las políticas de gobierno necesarias: mayoría calificada, el plan C que visualizó AMLO como estrategia de avance 4T, ante los obstáculos en el Congreso y la Corte. La ciudadanía trazó esa posibilidad: ¿es autoritaria? No: las urnas hablan con sentido democrático. Habrá que esperar la acción de gobierno. Toca avanzar agenda progresista con mirada a los de abajo. ¿Será así? Sheinbaum tiene el bono de poder mayoritario. Dijo que respetará el disenso y gobernará para todos. Que así sea, por el bien de México. ( vmsamano@hotmail.com)