EN LA PRIMERA PARTE DE SU COLABORACIÓN, EN AUTOR NOS INVITA A ASOMARNOS A LA FILOSOFÍA. REFIERE LA OBRA "LA REPÚBLICA", LIBRO VI, DE LOS "DIÁLOGOS DE PLATÓN", DONDE EL PERSONAJE PRECISAMENTE DIALOGA Y CITA EJEMPLOS COMO EL DE UNOS MARINEROS QUE SE DIVIDEN EN DOS Y AL FINAL APRESAN AL CAPITÁN APROPÁNDOSE DE LA CONDUCCIÓN DEL BARCO. ESTA ES LA SEGUNDA ENTREGA:
AHORA BIEN, AÚN SIENDO POCOS los filósofos en la sociedad, hombres con virtudes y amor al conocimiento, tienen muchas tentaciones que los apartan del camino. Así como la semilla, por más fuerte que sea, si es sembrada en tierra infértil, se desarrollará débil, así quien tiene dotes naturales para ser filósofo, si no recibe buena educación, cae en tentaciones, si es educado por sofistas, entonces aprende mal. En nuestros tiempos los oradores, en su mayoría, son captados por los partidos políticos, donde, la mayoría (precisando no todos, hay contadas excepciones) se corrompen, no precisamente con el fin de adueñarse de los bienes del Estado, aunque también, sino por apartarse del bien común, y adaptarse y someterse a los intereses del poder en turno.
Y MÁS AÚN, TODO LO MALO se aprende en donde las reuniones son tumultuosas (mítines, asambleas, etc), y donde quien dirige dichas reuniones enaltece y censura, entonces la mayoría arrastra al individuo pensante a aplaudir y a censurar lo que allí se dice. Cierto es que muchos con cualidades se acercan a la filosofía, por el prestigio que esta tiene, y son halagados por familiares y amigos, y se crea en ellos un alma vanidosa. Estos son quienes más daño le hacen tanto al Estado como a la filosofía misma. Son fugados, desde distintas áreas a la filosofía, porque esta, aún maltratada y vilipendiada les da prestigio. Pero ¿qué se puede esperar de estos? Más que se siga teniendo una opinión sesgada de la filosofía, tildando a quienes se dedican a ella, de depravados y, en el mejor de los casos, de inútiles. Entonces ¿Para qué sirven los filósofos en la sociedad?
COMO ES PREGUNTA cuya respuesta se va presentando en el transcurso del capítulo, comento antes que pocos son los que se dedican a la filosofía, y de estos pocos la mayoría se pervierte en el ejercicio de la misma en búsqueda del prestigio y acercamiento al poder y sus vastos intereses. Solo se salvan muy pocos, y estos solo se salvan porque no se dedican a la política.
¿QUÉ DEBE HACER EL ESTADO para no sucumbir ante los embates de la muchedumbre y sus depredadores dirigentes que hacen mal uso de la filosofía? Ante todo debe de procurarse una educación filosófica de acuerdo a la edad del pretendiente a filósofo. A los niños, filosofía para niños. Porque sucede que sin tener la edad suficiente por lo regular se les presentan los temas con conceptos difíciles, y esta es la razón por la que se deserta de ese noble campo de estudios, madre de todas las ciencias.
PERO SE CONSTRUYEN "Castillos en el aire", dice Sócrates, cuando se tiene la aspiración que los hijos de los que dirigen los Estados o aún estos mismos, obliguen a los filósofos a gobernar con ellos, lo cual se ve más que difícil. He allí la expresión como si estuvieran construyendo precisamente esos castillos en el aire. Ahora bien, no es verdad que la muchedumbre desprecie a la filosofía, sino que se les ha presentado mal ésta, o bien que es difícil, o bien que quienes se dedican a ella no piensan en asuntos normales, como decir que solo los locos se dedican a la filosofía, o que andan levitando, vanidosos, despegados de la tierra..
PERO SIN DUDA los guardianes perfectos del Estado deben ser filósofos. Solo que es muy difícil no que lleguen a ser guardianes, sino que lleguen a ser filósofos, porque pueden abandonar por lo difícil de las materias, pero además que las cualidades que definen el perfil del filósofo, no se da fácilmente en una persona. Unos tendrán unas cualidades otros otras. Y aún teniendo las cualidades requeridas, tendrán diversas tentaciones que los aparten del camino del bien. Y en conclusión, los filósofos para mantenerse como tales se alejan de las tareas de gobierno, y se apartan como ermitaños para evitar las tentaciones.
A PARTIR DE AQUÍ el autor hace el planteamiento de lo que representa "el Bien" para el "mundo inteligible", y de ejemplo utiliza el símil con el Sol, con la explicación de que lo visible con los ojos solo es posible con la luz, y la fuente principal es el Sol. Solo con la luz se pueden develar y por lo tanto ver los objetos del mundo sensible. Los ojos son inútiles sin luz. Y para el "mundo inteligible", para llegar a la verdad es "el Bien" el faro que ilumina las ideas. Sócrates no se queda ahí, en el diálogo con Glaucón. Sino que relaciona el Sol lo que significa, que sin ser génesis, nutrición, ni crecimiento, es fundamental para tales procesos. Lo mismo "el Bien", que sin ser poder, ni conocimiento de la verdad, se eleva por sobre ellas, a semejanza del Sol.
AQUÍ ES DONDE APARECE la alegoría de "La línea", que separa el conocimiento del "mundo sensible" del "inteligible", para pasar de lo que se ve en la primera sección: de un lado de La línea, sombras, reflejo del agua, y la imagen definida por sus dimensiones y brillo, a la segunda sección donde estará todo lo que nos rodea. Y en la otra parte de "La línea" estaría el mundo "inteligible", donde estaría, de inicio la matemática, y en ella la geometría, que utiliza conceptos, pero todavía necesita de representaciones para comprenderlos, como son los dibujos del triángulo, el círculo, las líneas, etc, con los cuales elabora "conjeturas y supuestos". En la siguiente sección ya no se basaría en supuestos, sino que de allí concluiría en ideas, para partir y dedicarse solamente al mundo de las ideas. En el libro lo dice así: "desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible, sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas, hasta concluir en Ideas."*
Y PARA CERRAR, en el último párrafo Sócrates sugiere ordenar este conocimiento para hacer la siguiente relación en orden descendente: "inteligencia", "pensamiento discursivo", "creencia" y "conjetura", esta última sin argumentos sólidos. Es decir, quienes se quedan en el discurso, creen y hacen conjeturas, pero no manejan ideas, sino opiniones y pareceres ("me parece que") del "mundo sensible". Y aplauden a rabiar. *"Fragmento de: Platón. "Diálogos IV". Apple Books.