¿QUÉ SIGNIFICA ENVEJECER?

"Es un dolor natural a su edad, me dijo. En ese caso -le dije yo-, lo que no es natural es mi edad." Gabriel García Márquez

El envejecimiento biológico es un proceso natural, progresivo e inevitable que ocurre en todos los organismos vivos a medida que pasa el tiempo. Se caracteriza por el deterioro gradual de las funciones biológicas y fisiológicas, lo que conduce a una disminución de la capacidad del organismo para responder al estrés y resistir enfermedades. De ahí que existan ciertas afecciones derivadas de la edad, como la sarcopenia o pérdida de músculo.

El envejecimiento biológico tiene características clave que explican cómo ocurre en nuestro cuerpo. Estas características se agrupan en tres categorías según su función: primarias, antagónicas e integradoras. Todas están relacionadas con procesos genéticos y químicos que afectan cómo envejecemos y nuestra susceptibilidad a enfermedades.

Los rasgos primarios son los cambios iniciales que provocan el envejecimiento. Se dan a nivel molecular y abarcan la inestabilidad genómica (daño acumulado en el ADN), el desgaste de los telómeros (los extremos protectores del ADN que se acortan con el tiempo), la alteración epigenética (cambios en la regulación de genes sin alterar el ADN) y la pérdida de proteostasis (fallos en mantener las proteínas funcionales y eliminarlas si están dañadas).

Los rasgos antagónicos, por su parte, son respuestas que el cuerpo activa para protegerse, pero cuya persistencia puede volver dañinas. En este rubro entran la detección de nutrientes desregulada (desequilibrios en cómo las células detectan y usan energía), la disfunción mitocondrial (fallos en la generación de energía de las mitocondrias) y la senescencia celular (las células envejecidas dejan de funcionar y generan inflamación).

Finalmente, los rasgos integradores reflejan cómo estos procesos afectan a todo el cuerpo. Estos abarcan fenómenos como el agotamiento de células madre (las células que regeneran tejidos se vuelven menos eficaces) y el deterioro de la comunicación intercelular (las células pierden la capacidad de coordinarse correctamente).

En conjunto, estos procesos trabajan como un sistema interconectado, influyendo en el envejecimiento y la predisposición a enfermedades. Recientemente, se ha consensuado añadir otros rasgos indicadores de envejecimiento celular. Por ejemplo, ahora también se considera la autofagia comprometida, que se refiere a una alteración o disfunción de un mecanismo que permite a las células degradar y reciclar sus propios componentes dañados, envejecidos o innecesarios. Del mismo modo, son tomadas en cuenta la inflamación crónica y la disbiosis, este último referente a una alteración en la composición y función del microbiota, que es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y otros) que habitan y necesitamos en diferentes partes del cuerpo. Este desequilibrio puede ocurrir cuando hay una reducción en la diversidad de los microorganismos beneficiosos, un crecimiento excesivo de los potencialmente dañinos, o una pérdida de sus proporciones normales.

Todos los elementos descritos anteriormente enfatizan la complejidad del proceso de envejecimiento. Las características distintivas se han utilizado como un marco contextual para clasificar la multiplicidad de mecanismos que rigen el envejecimiento normal en los tejidos y sistemas corporales y se han asociado a enfermedades relacionadas con la edad.

La sarcopenia es uno de los factores que tiene un impacto significativo en la independencia de los adultos mayores. A medida que avanza, puede limitar las capacidades funcionales necesarias para realizar actividades cotidianas y mantener una buena calidad de vida.

Se ha acumulado evidencia de ensayos controlados aleatorios en humanos sobre los efectos beneficiosos de los suplementos nutricionales como la proteína de suero (con o sin vitamina D) y los suplementos de ácidos grasos omega-3 en la función muscular en adultos mayores con fragilidad y sarcopenia. Existe una vasta literatura que investiga varias intervenciones combinadas de ejercicio y suplementos nutricionales y es necesario realizar trabajos futuros para determinar cómo estos podrían mejorar las características distintivas del envejecimiento en el contexto del músculo esquelético.

Estudios valiosos en ratones muestran que los cambios en el microbioma intestinal a través del agotamiento de bacterias, el trasplante fecal y varios suplementos (p. ej., probióticos, prebióticos y ácidos grasos de cadena corta) afectan directamente los fenotipos musculares. Sin embargo, los datos humanos relacionados con el papel del microbioma y la masa y función del músculo esquelético han sido inconsistentes y aún se sabe poco sobre cómo el microbioma intestinal puede regular el músculo con el envejecimiento.

La importancia de los marcadores del envejecimiento, tanto para la situación específica del músculo esquelético humano como para otros padecimientos que vienen con la edad, radica en su uso para identificar los mecanismos subyacentes de la enfermedad, predecir su progresión y guiar estrategias de intervención. Los marcadores del envejecimiento proporcionan una comprensión más profunda de los cambios en el organismo. Su integración en la evaluación clínica permite no solo identificar condiciones en etapas tempranas, sino también diseñar y monitorear terapias efectivas. Nada como un diagnóstico a tiempo.