¿Realmente se necesita un plan de gobierno para leer? Sabemos que en nuestro tiempo para la gran mayoría invitar a una lectura es sinónimo de un entretenimiento, ocio superfluo, una actividad tediosa o difícil.
El gobierno federal anunció en la Estrategia Nacional de Lectura que buscará reforzar en la infancia y en la adolescencia el hábito de la lectura como una práctica placentera, que abre posibilidades de conocimiento. Tengo entendido que la Secretaría de Cultura en Tabasco, encabezada por Yolanda Osuna, cuenta asimismo con un ambicioso plan para promover la lectura.
El presidente López Obrador y sus colaboradores señalaron que señaló que se tiene como objetivo reforzar y mejorar la comprensión de los textos, desde la interpretación de las ideas simples, hasta la discusión y crítica de las ideas complejas. En estos dos primeros puntos mencionados, intervendrá la Secretaría de Educación Pública.
Otro aspecto del plan es lograr que los libros se encuentren a la mano, a costos asequibles, y que las bibliotecas no se asocien con el aburrimiento. En esto intervendrán el Fondo de Cultura Económica (FCE) y diversas áreas de la Secretaría de Cultura.
Desterrar la idea de que leer es aburrido, que los libros se encuentren a la mano, además de convertir la lectura en un vehículo para la paz, son otros de los puntos de la Estrategia Nacional de Lectura presentada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El discurso vino acompañado por Paco Taibo II, quien reforzó que habrá obras en diez o veinte pesos.
Aunque tal disposición no significa que las personas empiecen a leer, porque existe un gran número de títulos y variedades editoriales en las bibliotecas, sin embargo, ahí permanecen… quietos… empolvados, porque es mínimo el porcentaje de lectores que van por ellos para iniciar la aventura.
Felipe Garrido, en su libro “Manual del buen promotor”, sostiene que solo existe una manera de formar a un lector, y es ayudarlo a descubrir los placeres de la lectura. Placeres de los sentidos, pasiones y emociones, placeres del conocimiento, la inteligencia, razonamiento y la reflexión.
Se les debe encaminar para que cuenten historias, que resuelvan problemas de manera oral, porque son antecedentes para llegar a la lectura.
Alguien tiene que hablarnos, contarnos, enseñarnos a utilizar las palabras, dejarnos hablar y ponernos atención.
Enseñarnos a encontrar en los textos compañía, consuelo, emociones, conocimiento, todo eso que reunimos en una solo palabra: placer. Tal como lo descubrimos al conversar con una persona, porque un libro es una persona.
Beatriz Gutiérrez Müller, titular de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, sobre el tema expresó que un libro puede ser un cambio para ser mejores personas, mejores mexicanos.
“Lean todo lo que puedan, poesía, cuento, ensayo, un periódico, un libro de texto, el libro que sea, es un compañero, es un cómplice, vayan a las bibliotecas, aprendan, cultiven su interior”.
Creo que es el mejor mensaje, la sugerencia más certera para acercarse a la lectura, porque como apuntó la esposa de AMLO: la suma de pequeñas acciones es la que construye una nación.
PARÉNTESIS
El gobernador del estado, Adán Augusto López Hernández, confirmó la detención de dos buques que transportaban de manera ilegal en alta mar más de 800 mil litros de combustible. Agentes federales y elementos de la Marina Armada de México lo aseguraron junto con diez integrantes de la tripulación. Un golpe serio y duro para los traficantes. Faltan otros más.