AGAZAPADO EN UNA PEQUEÑA OFICINA, espera dar un golpe de buena suerte, para él. Lenguaraz y sin filtros en sus decires. Así anda porque así es. Un golpe duro a su ego es que las cosas de su interés personal no salgan como quiere. Su ego es sentirse -desde su pequeñez interna- como un poderoso. No lo creía cuando fue nombrado Director de la Damo (Asuntos Muy Originales). Saltó de gusto e hizo fiesta, como es natural. Y sentía que había llegado a la cumbre del reparto de plazas, contratos y cambios de adscripción a sus anchas. Claro, en su área, dueño de vidas y hacienda, gran señor de horca y cuchillo, se enfrentó con la realidad legal, aunque ya lo sabía sin creerlo: que hay un control legal de plazas para meterlas a concurso público y notariado. Y ese fue su primer golpe, del que no se ha repuesto cinco años después.
Y ESE HA SIDO SU INFORTUNIO desde los inicios, de no poder hacer nada para agenciarse lo que ellos llaman el botín de plazas para sus amigos, sus compadres y sus hijos, sin duda alguna. ¿Y las plazas del botín? "Se concursan" ¿Pero puedo hacer que mi familia quede en los primeros lugares? "No, Doctor, no se puede" Y con esa respuesta reiterada ha andado tan de malnhumor, hosco, que ni el sol lo calienta. "Pero habrá una manera", dice. "Si hay que dar dinero, lo damos". "Todo se puede". Esas son sus expresiones. Es la expresión antigua, esa que dice al compadre o amigo, casi mi hermano, que llega al poder "A mí no me des; a mí pónme donde hay, compadre"
NO TIENE CONCIENCIA EL INCONSCIENTE que forma parte de una institución. Y que es una institución del servicio público. Y que como servidor público su actuar se debe a las leyes, normas y reglamentos. Y que es un trabajador a quien se le paga de nuestros impuestos. Y que los puestos son efímeros, y que cada cargo tiene su encargo. Y el encargo no es robar, humillar, entorpecer, sobajar, hostigar a quienes tienen una relación laboral con la institución.
ASÍ LAS COSAS. En el teatro de la vida hay personajes para todo. Hay guion teatral para todos. Por supuesto, del tipo bonachón, sonriente, que se cree mucho, que cree que todos los demás están equivocados. Y cree que los demás si obtienen triunfos es porque hacen trampa. Y entonces él hace trampa. Trata de hacer trampa. Y cuando lo descubren, trata de vengarse, no con quien se la hizo, el muy cobarde. Sino con los más débiles.
SON DE LOS DUROS E IMPLACABLES con los débiles, y zalamero y arrastrado con los poderosos. No mide lo que hace. No tiene filtros mentales. Desde su pequeña oficina cree que el mundo es de él. No comprende que las plazas no se reparten como antes, sino se concursan. Y sueña que en uno de esos golpes del destino lo asciendan, y luego lo vuelvan a ascender hasta llegar, ¿y por qué no?, a la titularidad de la Secretaría.
FUI TESTIGO HACE AÑOS de un responsable de área que humillaba a las mujeres que requerían hacer trámite con él (no con este, pero sí igual). Esa ocasión salí al pasillo de oficinas como a las 6 de la tarde, y había una mujer llorando. "¿Qué le pasa, le puedo ayudar en algo?" Mientras le ofrecí que pasara a la sala de juntas, y le ofrecí refresco o café. Y llorando me dijo que estaba haciendo un trámite desde las 10 de la mañana. Y que le regresaban el expediente. Que vuelva hacer la solicitud. Que le falta una coma. Que póngale la fecha de hace una semana. Que no, que es la fecha de hoy. Que le faltan las fotos. Que ya no se van a ocupar las fotos, etc. hasta que la maestra explotó en crisis de llanto ocho horas después. Hasta mucho soportó las humillaciones. Y fue cuando la encontré.
LE PEDÍ A UN COMPAÑERO que trabajaba conmigo que la auxiliara a terminar el trámite. Se resistió y molestó el empleado de esa oficina de que llegara acompañada. Lo mandé llamar. Me empezó a gritar. Y le dije: "Si así me levantas a la voz a mí, ahora me imagino cómo tratas a las personas que vienen a realizar un trámite y le toca, para su mala suerte, hacerlo contigo". Y claro, trabajadores en el campo que salen de su trabajo a la 1 pm, y desde ese municipio se trasladan a Villahermosa a entregar un documento y llegan exactamente 15 minutos antes de la hora de salida y ya no los atienden con el clásico: "venga mañana". Como si el tramitante viviera a algunas cuadras de esa poderosa oficina.
PERO VOLVIENDO AL TEMA. Allí anda el pequeño hombrecito dando vueltas en su oficina como gato montés enjaulado, tratando de urdir un plan que le permita deshacer lo legalmente instituido y que le permita asimismo estorbar en el menor de los casos, humillar e intimidar -lo que ya de por sí es grave y es delito que se castiga- y si es posible impedir que entreguen plazas a personas que no son del círculo de su interés personalísimo. Y si son mujeres, deja órdenes a sus ayudantes: "dile que pase a mi oficina". Grave su caso.
YA SE IRÁ EN OCTUBRE, CIERTO. Pero a lo mejor se reacomoda para mal del buen servicio público. Y ni modo. Otros y otras han de sufrirlo y padecerlo. Lenguaraz. Y sin filtros de prudencia y decencia.
COMO EN EL TEATRO, esta es la primera y segunda llamada.