* Desde el trópico histórico: una revisión del juego del poder
* Historiador y político, rastrear convicciones en los impresos
*La violencia política y social, riesgo permanente a combatir
POR CIRCUNSTANCIAS diversas, quien esto escribe ha tenido oportunidad de presentar -junto a sus autores- dos libros biográficos vinculados a la ahora llamada Cuarta Transformación y que antes fue un Proyecto de Nación: el texto de Jaime Avilés sobre Andrés Manuel López Obrador, "La vida privada de un hombre público" (2012), y el de Arturo Cano sobre la ex Jefa de Gobierno de Cdmx y actual dirigente de los comités de defensa de la 4T, "Claudia Sheinbaum: Presidenta" (2023). Sin duda que en los libros se puede ver en retrospectiva para comprender mucho del presente. Se sabe de los protagonistas, pero también de su tiempo.
En efecto, me dice un amable lector, "hay afinidades electivas que se plasman en libros. Es el caso de Andrés Manuel López Obrador como historiador: no es casualidad que la revisión histórica que emprende sobre México arranque en la Independencia".
Podemos señalar su interés por los procesos reformistas, desde "Los primeros pasos" (1810-1867), "Del esplendor a la sombra" (o La república restaurada 1867-1876), "Neoporfirismo, hoy como ayer", hasta "El Porfiriato y la Revolución en Tabasco", el historiador camina con el político y elige una óptica desmitificadora de las estatuas de bronce erigidas para legitimar el pasado. Sus críticos señalan que también se encarga de mitificar a personajes como Benito Juárez.
En estos días asistimos a un choque de poderes institucionales sin paralelo en la historia de México. Es vital comprender lo que está en juego. ¿Estaremos ante la construcción de una nueva institucionalidad? Recordemos que se habla de un cambio de modelo, de un cambio de régimen; pero contrario a la Revolución se ha llegado a este punto sin una insurrección armada.
La óptica republicana y democrática está por encima de los asuntos económicos que deben dirimirse en el Congreso de la Unión, en torno a fideicomisos y presupuesto por asignar al Poder Judicial de la Federación. Por supuesto que importa definir cuestiones económicas por cauces legales, pero aquí hay algo de mayor trascendencia: un litigio ético jurídico de principios constitucionales sobre el equilibrio entre poderes. En este sentido, la cuestión operativa de manejo de recursos -que domina a nivel mediático- no es lo central.
La historia tiene lecciones significativas a recordar en coyunturas como ésta, cuando la verdad y la mentira se mezclan a tal grado que parece que no hay síntesis posible con rasgos de exactitud. De cualquier modo: si se trata de actores públicos preponderantes a nivel nacional, parece lógico que cada quien cargará con el peso de sus palabras y de sus actos.
En el caso de AMLO, antes de llegar a la Presidencia de México ya tenía palabras empeñadas en pro de la igualdad y la justicia social.
ALLÍ, LAS AURAS
¿DE DÓNDE SURGIÓ la idea de una lucha política pacífica en la izquierda mexicana?, más aún, ¿de dónde surgió la convicción o la necesidad pacífica de López Obrador como líder social? Nuestro personaje menciona con insistencia su admiración por los movimientos pacíficos de Mahatma Gandhi en la India y el movimiento pro derechos civiles de Martin Luther King en los Estados Unidos.
En esta línea, vale la pena señalar las páginas 571 y 572 del libro de AMLO, "El poder en el trópico" (2015). Ahí se encuentran fragmentos de "la extraordinaria crónica" (así lo escribe AMLO) del excura español José Gurdiel Fernández, después de la Batalla de Aldama librada el 21 de abril de 1911, entre el ejército popular maderista y el ejército federal: "Un hedor más penetrante, una banda de auras [aves de rapiña] me anunció el cadáver de un hombre insurrecto; estaba descompuesto, faltábanle los ojos, tenía levantada la camisa y un boquete en el estómago por donde ya las auras habíanle vaciado los intestinos. (...) Allí vi a la esposa de Constantino Ramos, que poco antes había dado a luz y que vio morir a su lado al esposo amante que le cuidaba. (...) Allí vi a Leopoldo Bolaina, abandonado en el monte, con una pierna llena de llagas, cubierta de gusanos, luchando con las auras [aves de rapiña], empeñadas en terminar aquella obra de destrucción. (...) Allí vi las casas sin gente, los muebles despedazados, las tiendas saqueadas... Allí vi horrores sin cuento, contra los que protesto con todas las energías de mi alma". El horror que se desprende de las descripciones busca la verdad de los hechos y algo más profundo: ser antídoto contra cualquier idealización de la guerra y la violencia. La lucha social pacífica de AMLO se desprende, quizás, de este tipo de testimonios sobre el drama que desata la guerra y sobre las consecuencias de la violencia en personas concretas.
Muchas veces se ignora que el viejo régimen se sostuvo en un entramado de instituciones, pero también en un autoritarismo que no dudó en acudir a las armas para callar a los disidentes. Tampoco debemos pasar por alto que en la lucha contra ese viejo régimen –"de partido casi único"-, la desesperación llevó a grupos campesinos y urbanos a optar por la guerrilla, con la consiguiente respuesta. Otra vez: la violencia.
AL MARGEN
NO PARECE fácil decirle al ganador de la encuesta aplicada por Morena que "siempre no", y es mucho más tener que expresarle lo mismo a la mitad de los participantes en nueve entidades. Lo sucedido en Coahuila es una muestra: a pesar de que las mediciones oficiales dieron Armando Guadiana 63% de reconocimiento y 25% en preferencia como candidato; y a Ricardo Mejía sólo 30% y 17%, el aspirante rebelde propinó un golpe demoledor al empresario minero. (vmsamano@hotmail.com)