"Llueve lejos, por la sierra./ Llueve a tambor y clarín./ Toro del agua, festín/ corre por toda la tierra.//Joven terrón cuaternario,/por tu cuerpo de aluvión/ sangra el verde corazón/ de tu enorme pecho agrario".
Cuando Carlos Pellicer escribió, se habrá imaginado que en Tabasco, tierra dónde más llueve en el país, las políticas públicas se diseñarían para enfrentar las inundaciones que por lógica se presentan continuamente en el territorio.
Y entra aquí la lógica, porque dado que vivimos en un espacio ubicado en pleno trópico húmedo y la topografía es planas en más del 90% y en algunas partes por debajo del nivel del mar, dónde existen las zonas pantanosas más grandes de Mesoamérica, se requieren de instrumentos de planeación a corto y mediano plazos con objetivos estrategias y líneas de acción con programas y proyectos.
Pero es aquí en dónde podemos observar que los instrumentos presentan todas estas acciones y uno se pregunta, ¿dónde quedan entonces las políticas públicas? La respuesta es clara, no existen en esos instrumentos de planeación políticas que sean públicas, sino más bien se presentan de muy buena manera técnicamente justificadas, económicamente factibles políticas de gobierno, faltando entonces un elemento fundamental cómo lo es la aceptación social.
Y hay que hacer una clara diferencia entre la consulta pública y la licencia social que son conceptos totalmente diferentes: la consulta pública es parte obligada de los programas y proyectos que como política de gobierno se van a realizar en algún espacio y por un tiempo determinado; en cambio, la licencia social implica la participación de la población en dónde se van a realizar los programas y proyectos, de tal manera que no únicamente estarán involucrados en la observación, sino que participan desde la identificación de problemas y el diseño de las acciones, siendo de necesario que esa misma representación social se constituya en una comisión que evaluarán los resultados y le dará seguimiento a los recursos asignados.
Esta última parte implica la gran diferencia entre las políticas de gobierno y las políticas públicas, siendo que para las primeras puede estar bien diseñado todo el esquema, pero puede no realizarse porque no hay un presupuesto asignado para los mismos programas derivados de las políticas de gobierno. Para que exista una política pública los ciudadanos estarán al pendiente tanto de la obtención del recurso como de su ejercicio.
Cuando la alcaldesa de Paraíso dice en los medios que más del 80% de su territorio se encuentra inundado, implica que se requieren acciones inmediatas, a corto mediano y largo plazos, para hacer compatible el desarrollo industrial que se promueve y el desarrollo urbano y rural del municipio.
Porque en el municipio de Paraíso existe tanto el plan municipal de desarrollo como el programa de desarrollo urbano de centro de población y el Atlas de riesgo municipal, pero son instrumentos que están diseñados para actuar con políticas de gobierno no con políticas públicas. Urge entonces que haya una buena capacitación para que en las próximas de administraciones municipales podamos contar con la auténtica política pública que permita la participación plena de la sociedad en todas las acciones del gobierno y sean parte de la agenda de gobierno municipal.