Poder Político

«Continuidad con cambio»

El espíritu de una gobernanza ejecutiva, federal y local requiere de los profesionales que sean eficientes desde lo técnico en el Gabinete Legal y Ampliado, pero que igual tengan la libertad de integrar su equipo de colaboradores con un bagaje de conocimientos incluso jóvenes, comprometidos con resultados en el diseño e implementación de políticas públicas estructurales para solucionar de raíz el ecosistema socioeconómico de un país con complejas precariedades. Por lo contrario. las posiciones que con rigor político se asignan de origen- aseguran que encallarán la hoja de ruta de la visión de país prometedor.

Para la próxima gestión presidencial del régimen ahora autodenominado el «Segundo Piso de la Cuarta Transformación» hay una alta exigencia que no admite margen alguno de error al configurarse con los perfiles idóneos de la Administración Pública que armonizados plasmen en los hechos el progreso para todas las colectividades sociales, así como entre las regiones hasta ahora de marcadas asimetrías.

En los tiempos y circunstancias de un doble punto de inflexión que implican la proximidad de la transmisión del poder público presidencial justo a 200 años de que México es nación, Claudia Sheinbaum Pardo con el intelecto de que es poseedora debe tener las alturas de miras para asimilar que en la toma de protesta asume el acatamiento del «Estado de Derecho».

Como Jefa del Estado Mexicano deberá tener la comprensión de que le sustenta el andamiaje de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el que también se incluyen la coexistencia con los contrapesos la División de Poderes y los Organismos Autónomos, en los cuales en lo absoluto no son una «burocracia dorada»; un engaño porque no duplican funciones.

La «Democracia» es transversal al ámbito de competencia entre la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión, Senado y Diputaciones Federales, que aun cuando estos sean de mayoría cuasi calificada con aliados afines al Régimen para nada deben representar una «obediencia ciega», en una función de legislar en pro de la Representación Popular y Soberana; comprometida con velar por el interés de la sociedad, habida cuenta que todas las Iniciativas de Reforma Constitucional y/o a las Leyes requieren pasar por la práctica parlamentaria que aseguren su pertinencia desde los considerandos.

El Poder Legislativo en la división del Cogobierno de la Unión exige el mismo respeto a su rol del ser árbitro entre el Ejecutivo y el Legislativo en la salvaguarda del control de constitucionalidad y de convencionalidad, que son todos los tratados internacionales de los cuales México forma parte. Una entidad pública que en el caso de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación son electos en «Democracia Indirecta», con la potestad que tiene la Presidencia de la República al proponer en terna los perfiles idóneos al Senado para que designe con argumentos en un concurso de oposición.

Son perfectibles todo Poder Público del Cogobierno de la División de Poderes y los Organismos Autónomos; nadie ha dicho lo contrario. Sólo que al revés del discurso en el caso de los Ministros de la Corte hay una pérdida de Autoridad Moral cuando se impuso a Lenia Batres Guadarrama para ocupar la posición que dejó Arturo Zaldívar, la quinta de las que se renovaron en la actual gestión, que ningún rigor tuvo respecto de Juan Luis Alcántara, Margarita Ríos Farjat, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, todos ellos con experiencia en la impartición de justicia, además de pasar por la academia. 

El Poder Judicial sustentado en un servicio profesional de carrera de jueces, magistraturas, secretarios de estudios y cuentas, actuarias, entre otros cargos, requiere una sesuda reforma, aunque no al grado de pretender someterles a una elección ciudadana que ningún conocimiento ni criterio tendrá para emitir una decisión. En el mundo prevalece el mismo modelo que se tiene en México, excepto el caso de Bolivia con desafortunada experiencia de sometimiento a los caprichos de un gobernante Ejecutivo desbordado en el autoritarismo.

La Presidencia de la República que desde este 1 de octubre que tendrá en Claudia Sheinbaum Pardo a una mujer deberá ser ejemplo de que esta investidura no distingue géneros sino capacidades y competencias que transiten hacia lograr conectar la empatía de eficiencia con el programa de gobierno.

La actitud ha sido la de una genuina Jefa de Estado Mexicano y su rol histórico en la Geopolítica. En el discurso afirma ser garante para la seguridad jurídica de las inversiones privadas, la libertad de expresión, de ideologías y del ejercicio periodístico, lo ha hecho al interior del país y también al exterior con el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos, la Comunidad Económica y el Parlamento Europeo, entre otros tantos.

eduhdez@yahoo.com