Sería penoso que el Partido de la Revolución Democrática pudiera desaparecer en las elecciones del próximo 2 de junio de 2024, por la pérdida de un registro que de origen no es el suyo, sino que le cedió el «Partido Socialista de México», enraizado este en el «comunismo» que acosado por el oficialismo estuvo en la clandestinidad, hasta la Reforma Política de 1977 que pluralizó y le admitió entre las expresiones ideológicas aspirantes al acceso del poder. Aún más desdichado por las prominentes personalidades acuñadas en la izquierda.
Consecuente con la fusión llevada a cabo el 5 de mayo de 1989 se mantuvieron personalidades con ideales comunistas y socialistas como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Gilberto Rincón Gallardo y Heberto Castillo, entre otros tantos quienes se mantuvieron relativamente poco o mediano tiempo al no sentirse representadas en sus convicciones.
La esencia del Partido Socialista de México que a una consulta de Heberto Castillo Martínez legó su registro para que se constituyera el Partido de la Revolución Democrática, se ahogó, medio del asalto de las «Tribus» que en la paradoja se centralizaron falsos comunistas, en particular los «Amalios» de Amalia García Medina contra «Los Chuchos» liderados por Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalba.
Nadie puede regatear a Heberto Castillo Martínez su convicción ideológica socialista e inherente generosidad, además de humildad, habida cuenta que para la puja por la elección presidencial de 1988 declinó su candidatura Por el Partido Mexicano Socialista en favor de Cuauhtémoc Cárdenas y el Frente Democrático Nacional.
Posteriormente en asamblea del 5 de mayo de 1989 el Partido de la Revolución Democrática se constituyó en asamblea general en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, con la fe pública de 2 notarios tabasqueños, Jesús Ezequiel de Dios y de Payambé López Falconi quienes allí estuvieron por gestión asignada a Andrés Manuel López Obrador. Su fecha de registro data del 26 de marzo siguiente.
El autoritarismo del presidente Carlos Salinas de Gortari imponía, al grado que ningún otro notario público del país aceptó la solicitud de sus servicios por encomienda de su oponente Lázaro Cárdenas Solórzano, un acto que podría representarles el cobro de facturas por parte del régimen, represalias incluirían el retiro de la acreditación para ejercer como fedatarios.
A esta fecha, próximo a los 35 años de aquella fecha fundacional, mudando los Campa, Rincones, Vallego, Vallego como cabeza del ala de estirpe izquierda «Los Chuchos» se quedaron lo que pretendían, el Partido de la Revolución Democrática, aunque en cascajos que en la prospectiva podrían quedarse sin nada ante la pérdida de registro.
Incluso posterior a 2012 ya no figuran entre la militancia y sus afines del liderazgo de Cuautémoc Cárdenas Solórazno, Andrés Manuel López Obrador, Amalia García Medina; ni el matrimonio René Bejarano y Dolores Padierna, estos últimos que traen consigo una considerable red clientelar al mejor postor en Ciudad de México y Estado de México.
En el anecdotario histórico quedaría el triunfo en 1997 de Jefatura del Distrito Federal de un antipático Cuauhtémoc Cárdenas que ninguna emoción inspira, atrubido a «Cuatemochas», la botarga del programa de parodia política en TV Azteca. Igual la única bancada que hubo de 137 diputaciones federales no esperada, que por mínima diferencia desplazó del segundo lugar a Acción Nacional. Hasta la actriz María Rojo que iba de relleno logró una curul.
Aún más, las candidaturas presidenciales que en coalición superaron los 14 millones de votos en 2006 y lo 15 millones en 2012, ambas con López Obrador como candidato.
En la actualidad no figuran en la geopolítica gobernante en ninguna de las gubernaturas, excepto las escasas municipalidades y congresistas, federales y locales.
La alianza bizarra de «Va por México», con Acción Nacional y el Partido Revolucionario Instucional, nada les garantiza lograr el umbral de 3 por ciento de votación total en cualquiera de los cargos a elegir el próximo 2024; Presidencia de la República, Senadurías y Diputaciones. El umbral mínimo constitucional para sostener su permanencia que en solitario no superon más allá del 1.5 por ciento de 2021.
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