En Diario Presente del pasado 17 de abril, en su columna Escala Crítica, Víctor Sámano Labastida nos dice que a los adversarios de AMLO se le fue el sexenio en un negacionismo permanente: descalificar y decirle ¡NO! a todo lo que hiciera o dijera el presidente. Y esa postura necia y torpe sigue manteniendo la oposición en México hasta el día de hoy a pesar de la paliza que les puso el pueblo mexicano en las urnas el pasado 2 de junio. Esa derecha ciega, al carecer de proyectos, cree que ser de oposición es decirle no y descalificar todo lo que diga y haga AMLO, Claudia Sheinbaum y MORENA.
El pasado 3 de agosto el presidente López Obrador, en compañía de Claudia Sheinbaum y Javier May, inauguró los inicios de los trabajos de refinamiento de la Refinería Olmeca en Paraíso. Con excepción de La Jornada y del Diario Presente aquí en Tabasco, ningún diario de circulación nacional destacó el evento, todos hicieron caso omiso, lo negaron con el silencio. Por el contrario, La Jornada en su primera plana destacó: “Dos Bocas, símbolo del rescate de la soberanía energética”. Por su parte Diario Presente calificó ese día como una fecha histórica y a la refinería como una obra que fortalecerá más a Pemex y a la CFE y contribuirá a lograr la soberanía energética del país.
Recordemos que doce años antes la estrategia de la derecha, encabezada por Peña Nieto, fue todo lo contrario: desmantelar a Pemex, abandonar las seis refinerías y convertir a México en sólo productor de crudo y en comprador de combustibles en los Estados Unidos. Por supuesto que esa estrategia antinacional y antipatriota de Peña no fue por iniciativa de él, ni de la derecha mexicana: sólo obedecieron órdenes de los Estados Unidos. Con la complicidad de Peña Nieto los gringos estuvieron a un jeme de lograr su sueño ansiado: apropiarse del petróleo de México. El odio de los gringos contra AMLO huele a petróleo, por eso la prensa derechista de México, subordinada de Washington, no dijo nada del evento del pasado 3 de agosto.
Y no contenta con ello, la derecha negacionista se ha dedicado a descalificar la casi lograda soberanía energética de AMLO. Sus voceros volvieron a sacar su “vocación ambientalista”, igual que con el Tren Maya, al señalar que lo único logrado con la refinería Olmeca es una gran mortandad de peces en la región; y esta afirmación la hacen en los mismos días en que, por otro lado, esos mismos voceros criticaban que esa refinería no estaba refinando nada. Entonces ¿quién les entiende?
Quienes nacimos y vivimos en Paraíso de niños sabíamos que año con año se daba la mortandad de peces en las costas de ese municipio y oíamos que eso se debía a la marea roja y al aumento en la salinidad de las aguas cada año. Quienes saben de eso plantean que los manglares sueltan un producto tintóreo rojo que contamina las aguas y mata los peces. Pero esos temas no son mi campo, por ello ruego a los conocedores y especialistas aclaren ese fenómeno para que no se lo lleven al terreno de la grilla y sea materia prima de la oposición negacionista.
Por lo que se refiere a Venezuela, como dijimos en la colaboración anterior la defensa de la democracia en ese país por parte de los Estados Unidos y sus achichincles subordinados también huele a petróleo.
No había cerrado aún la última casilla de las votaciones en ese país y ya Estados Unidos estaba descalificando un supuesto triunfo de Maduro a quien ha calificado de dictador. Y como si las elecciones de Venezuela fueran una elección del mundo en los que todos los países pueden meter mano, Europa en su trasnochada y arrogante postura euro centrista exigió a ese país transparentar los resultados. Como si América Latina le hubiera exigido a Francia transparentar los resultados de las recientes elecciones en ese país. De la OEA, organismo satélite de los Estados Unidos desde que se fundó, Claudia Sheinbaum dijo que “…ha jugado un papel intervencionista más que de coordinación entre países”.
En pocas palabras, las votaciones de Venezuela se han convertido en una votación mundial en que sus críticos se desgarran hoy la camiseta de la democracia: así se la hubieran desgarrado cuando Estados Unidos derrocó a Salvador Allende en Chile en 1973, presidente chileno legalmente elegido, e impuso la dictadura sangrienta de Pinochet. Esos mismos defensores de la desprestigiada democracia no han levantado la voz contra el genocidio que las armas gringas con las tropas israelíes vienen realizando en la Franja de Gaza. La ONU nada ha dicho. Todos esos países y organismos cantan en la nota y el tono que Washington les indica.
En conclusión: los países y organismos que hoy hipócritamente defienden la democracia en Venezuela y acusan a Maduro de dictador, en verdad lo que apoyan es la política imperialista de los Estados Unidos de quedarse con el petróleo de Venezuela que fue nacionalizado por Hugo Chávez en 2007. Ese año Chávez le dijo no a la doctrina Monroe: “América para los americanos”. Y AMLO con la refinería Olmeca reiteró esa postura bolivariana el pasado 3 de agosto.