Mientras aquí en Tabasco se destapan decenas de aspirantes a gobernadores que se desgarran las vestiduras por sacrificar sus vidas para servirnos a todos los tabasqueños los próximo seis años, yo me ocuparé de algo que considero más importante para la sobrevivencia de la humanidad y de la vida en el planeta. Y para ello haré algunas reflexiones sobre el histórico discurso que pronunció en la ONU, el presidente de Colombia, Gustavo Petro el pasado 19 de septiembre.
Pocos discursos se han escuchado en la ONU como el que pronunció Petro Urrego ese día. Al escucharlo en video y luego leerlo, me recordó a aquel discurso histórico que dijera en el mismo recinto el comandante Ernesto Che Guevara el 11 de diciembre de 1964. Fue aquel un discurso lleno de dignidad y coraje en contra del imperialismo yanqui, del neocolonialismo y de sus injusticias y crímenes.
Asimismo, el presidente Gustavo Petro, preocupado por la sobrevivencia de la vida en el planeta, exhortó "a terminar con las guerras para tener tiempo de salvarnos". Inició su discurso con estas palabras: En mi viaje a Nueva York, "pasé por Chile para conmemorar los 50 años de un golpe de estado brutal, homicida, sanguinario, contra el presidente Salvador Allende". Luego dijo: pasé por mi país, Colombia, por "...un barrio popular de Medellín donde antes la mafia seducía jóvenes...". Y afirmo: "Luego llegué a La Habana, un país injustamente bloqueado, al que un presidente de mi país sugirió, y lo logró, que se incluyera en la lista de países terroristas, sólo porque había ayudado a hacer la paz en Colombia".
Y al entrar a la parte fuerte y vigorosa de su discurso, Petro dijo: "La guerra sigue, el hambre continúa, la recesión aumenta y la crisis climática ha mostrado sus dientes como nunca, llevándose decenas de miles de vida y calentando las tierras y los mares como nunca. Ha sido un año en que la humanidad ha perdido y ha avanzado, sin titubeos, los tiempos de la extinción".
Luego afirmó: "Todas estas crisis son en realidad una: la crisis de la vida. Pareciera que la dirigencia mundial se hubiera enemistado con la vida". Miles de personas continúan realizando un éxodo de sur a norte porque sus lugares queridos se han vuelto inhabitables. "Los pueblos, dijo, irán al norte ya no atraídos por las lentejuelas de la riqueza sino por algo 2 más simple y vital: el agua". "El éxodo de los pueblos de sur a norte mide con exactitud la dimensión del fracaso de los gobiernos. Este año que ha pasado, afirmó, ha sido un tiempo de derrota de los gobiernos, de derrota de la humanidad. Ha crecido el éxodo en la frontera donde a los migrantes los esperan con galgos, con gentes a caballo para perseguirlos con látigos en las manos, con cepos y cadenas, han construido cárceles. Tanto han crecido en el odio al extranjero, al extraño, que las cárceles las han puesto en el mar para que no pisen los hombres y las mujeres del sur las tierras de los blancos que aún se consideran la raza superior."
Esta parte del discurso de Petro, me trajo a la mente la cruel e inmisericorde imagen de unos franceses, hombres y mujeres que, en recientes días, en un pueblo africano orinaron, por turnos, el cuerpo totalmente desnudo y tendido boca abajo de un niño africano de raza negra. Esa es la fina y exquisita civilización de que se jactan los europeos que por siglos han esclavizado y saqueado a los pueblos africanos. De apariencias y dobles caras está conformado el hombre civilizado y la hipocresía es hoy la norma de su comportamiento.
Pero volvamos con el discurso del presidente de Colombia. "Pero mientras el reloj ha avanzado en los minutos que definen la vida y la muerte en nuestro planeta, en lugar de sentarnos a detener el tiempo y dialogar sobre cómo defender la vida... decidimos matar el tiempo matándonos entre nosotros. Para cumplir los objetivos del desarrollo sostenible, hay que cesar las guerras. No estamos pensando en cómo expandir la vida en las estrellas, sino cómo acabarla en nuestro planeta. Nos hemos dedicado a la guerra. Nos han convocado a la guerra. Porque producir y vender armamentos y matar gente sí es negocio, pero producir alimentos no lo es. Se olvidaron ustedes que a nuestros países los invadieron varias veces, los mismos que hoy hablan de luchar contra las invasiones. Se olvidaron que por petróleo invadieron Irak, Siria, Libia. Se olvidaron que las mismas razones que expresan para defender a Zelenski, son las mismas razones con las que se debiera defender a Palestina. Y luego Petro preguntó a todos los asistentes, miembros de la ONU:
"¿Cuál es la diferencia entre Ucrania y Palestina? ¿No es hora de acabar con ambas guerras y otras, y aprovechar el corto tiempo que nos queda para construir los caminos para salvar la vida en el planeta?". Luego criticó el sistema capitalista y financiero mundial que sólo ha sembrado la injusticia por todo el mundo, que su única meta es el dinero y no la vida. A los hombres del dinero no les importa la vida de miles de millones de seres humanos, ni la vida del planeta. Es un sistema que todo lo vuelve mercancía, como la vacuna del COVID, que sólo tiene como meta la ganancia, pero no la vida humana. Dijo que con la vacuna del COVID, hicieron un gran negocio con ella y ganaron miles de millones de dólares unos cuantos capitalistas, mientras morían cientos de miles de personas: América Latina puso el 30% de los muertos cuando en realidad en el continente sur sólo habita el 6% de la humanidad. (Catedrático universitario e historiador)