Petróleo y democracia en Tabasco (II)

La naturaleza le dio la razón a los inconformes en el año 2007, la corrupción y la destrucción ambiental son una mala combinación...


Larga ha sido la lucha para que los tabasqueños no sólo sufran los perjuicios de la explotación petrolera, sino obtengan una calidad de vida acorde a la aportación de recursos al desarrollo nacional. Al final del día, los campesinos, pescadores e indígenas que arroparon lo que sería la semilla de la Cuarta Transformación, hacían las marchas, cerraban pozos y el gobierno del estado era el que recibía los apoyos. Camadas de ricos salieron de ese reparto y contra ello luchó Andrés Manuel López Obrador.

En ese entonces el subsecretario de Gobernación, la época de principios de los noventa, Arturo Núñez Jiménez bautizó como promotores de la "industria de la reclamación" a los que protestaban contra la petrolera, sin reconocer que por su parte el PRI-Gobierno se beneficiaban de la industria de la corrupción con los recursos que la petrolera destinaba bajo el argumento de Desarrollo Social. Esta misma lógica de la petrolera en complicidad con el gobierno del estado continuó con Manuel Andrade Díaz. En ese tiempo se criminalizó a los pescadores para evitar que se acercaran a las plataformas petroleras en un supuesto afán de protegerlas de un posible "taque terrorista".

La naturaleza le dio la razón a los inconformes en el año 2007, la corrupción y la destrucción ambiental son una mala combinación que en el caso de Tabasco permitió que se inundara más del 60 por ciento del territorio tabasqueños a causa de las grandes avenidas de agua y la frágil y mal hecha infraestructura para proteger a los tabasqueños contra  inundaciones.

Los estudios y diagnósticos posteriores demostraron que en el Programa Integral Contra Inundaciones, promovido por el gobierno federal foxista y el estatal de Andrade Díaz, se usaron materiales de mala calidad para las obras que se suponen protegerían a los tabasqueños contra el repentino incremento del agua en la entidad. A pesar de eso no pasó nada.

La impunidad borró el pasado y dio entrada a una nueva era en la que las inundaciones se convirtieron en dinero contante y sonante por los gobiernos estatales y federales que anunciaron la aplicación de miles de millones de pesos para nuevas obras contra inundaciones, pero olvidaron acciones tan básica como la reforestación de la cuenca del Río Grijalva. Gobernaba Felipe Calderón en el país y en Tabasco Andrés Granier Melo.

En ese tiempo se creó la obra conocida como El Macayo cuya función era derivar las aguas del Grijalva hacia las zonas bajas de la Chontalpa, por lo que cada año en los primeros meses comunidades de Jalpa de Méndez y Nacajuca se iban al agua ya que recibían el desfogue de las presas del Alto Grijalva, que se enviaban hacia esas zonas para evitar la llegada de estas aguas a la capital tabasqueña.

UNA BROMA MACABRA

Muchos recordarán la burla realizada por Pedro Jiménez León, entonces titular de la SEDAFOP y ahora líder de Movimiento Ciudadano, quien recomendó a los ejidatarios de Nacajuca que criaran búfalos de agua para aprovechar las zonas inundadas durante los primeros meses del año a causa de El Macayo.

La actividad petrolera continuó realizándose sin respeto a la legislación ambiental y en contubernio con las autoridades se rellenaron zonas bajas con suelos contaminados con hidrocarburo, en algunos casos se denunciaron los abusos de algunas empresas que aprovechándose de la necesidad y desconocimiento de las personas, enterraron cientos de toneladas de recortes de perforación sin ningún tratamiento.

El negocio era por dos. Se cobraba a PEMEX por el tratamiento de estos suelos contaminados y se enterraban en predio rentados sin otorgarle a los suelos el tratamiento contratado. Los impactos ambientales, sociales y de salud seguían siendo absorbidos por las comunidades del estado de Tabasco y no había manera de pensar que esta situación pudiera cambiar, mientras que con el petate del muerto pretendían espantarnos al decir que el petróleo se estaba acabando y había que rematar la empresa mexicana para trata de aprovechar lo poco que quedaba. Se trata en efecto de un recurso no renovable, pero esa situación fue usada para ocultar su verdadera intención de privatizar la industria petrolera. De ahí la decisión de López Obrador en la nueva política de Pemex por recuperar las reservas y administrar mejor la extracción. Así llegamos a finales de ese 2023 con mejores expectativas para un recurso estratégico para el país, como lo señaló el presidente de la CNH, Agustín Díaz Lastra en los textos publicados recientemente en Presente.