* Bailar al son del mercado: esclavos de la lluvia de links y likes
* Complejidad y sentido vs velocidad y vacío: dilema humano
LAS SIGUIENTES son reflexiones resultado de un fructífero diálogo con un grupo de amigos lectores sobre criterios periodísticos en el mundo moderno. Coincidieron en que la modernidad periodística virtual privilegia –link is money- la mirada mercantil, en detrimento de valores éticos. El capital, sin querer queriendo, se impone en la sensibilidad social. Bajo ese prisma, los intereses políticos y económicos atraviesan el universo mediático, mientras éste se oferta como neutral y objetivo. No hay tal
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PERIODISMO, ¿SIN FILTROS?IDEA CLAVE: la velocidad de la información se convierte en obstáculo para la veracidad. En la prisa por transmitir y publicar, la verificación de datos es lo de menos. Lejos están los días en que, para publicar, se pasaba por un filtro de revisión de datos. Lo acostumbran todavía medios impresos de Estados Unidos (sobre todo, revistas de circulación mensual), aunque se trata de excepciones. Lo que domina como regla es: "publica ahora y verifica después, para ganar la guerra de links".
Otra idea significativa: la tecnología de captura del dato es más importante que cualquier criterio periodístico. Esto significa que, con justificación técnica, la forma de la comunicación virtual se impone al fondo (el contenido del mensaje). Si a esta pirotecnia de la forma se le añade el lema libertario anclado en el abuso de que "puede publicarse cualquier cosa en cualquier momento, sin importar privacidad e intimidad", se verá que un criterio equivocado de transparencia se hace presente (y es inquietante) en el periodismo del siglo XXI.
EL MERCADO, ¿ME COMPRENDE?EL TIEMPO SOCIAL y político de la modernidad, a partir de la velocidad, la tecnología y el anhelo de transparencia, impacta y (des)orienta las coberturas periodísticas. Pregunta directa: ¿es la urgencia de comprender lo que pone en marcha la información que circula a gran velocidad? Los especialistas, que analizan el funcionamiento de plataformas y redes, ubican objetivos mercantiles: generar rentabilidad de esos espacios virtuales a través de vender y entretener; aparentar libertad y producción de material con miras a consolidar marcas y empresas; desinformar y manipular, para ajustarse a intereses que cuadran con los magnates del Capital. Lo que vende es lo que importa, dicen.
El mercado, mecanismo ciego, orienta objetivos que no pasan por la reflexión ética: "El mercado es una fuerza omnipresente en nuestras vidas. Todos estamos profundamente afectados por sus caprichos y vaivenes. (...) El mercado es nuestro guía y consejero y a veces es la ruina de nuestra existencia. (...) Vivimos según las reglas de la mano invisible del mercado y continuamente ajustamos nuestras vidas al objetivo de comprar barato y vender caro. (...) Aceptamos el mercado con una devoción inquebrantable". (Jeremy Rifkin, La era del acceso, 2000). Véase la secuencia de ideas: caprichos y vaivenes del mercado, guía y consejero ruinoso, mano invisible a la que debemos devoción, que es concepto religioso. Sí: a veces los expertos hablan del mercado divinizándolo.
Resultado: "la masa de información no engendra ninguna verdad. Cuanta más información se pone en marcha, tanto más intrincado se hace el mundo. La hiperinformación y la hipercomunicación no inyectan ninguna luz en la oscuridad". (Byung-Chul Han, La sociedad de la transparencia, 2013) He aquí una paradoja de la modernidad: la oscuridad del mundo se minimiza por la circulación veloz de la información y la cantidad de entretenimiento existente hace olvidar la necesidad de comprender. Por ello, la veracidad ya no es el criterio dominante en el periodismo virtual.
COMPLEJIDAD, NARRATIVA Y CONOCIMIENTOUNA IDEA CENTRAL de ética periodística: "la complejidad hace más lenta la comunicación". (Byung-Chul Han). En la sociedad de la prisa, la velocidad de circulación de los datos impide la complejidad del relato/noticia con verificación precisa de hechos. Corolario a reiterar: la alta velocidad de comunicación es veneno para la veracidad.
Otra confusión es igualar el mundo de la narración y mundo del conocimiento: ¿qué queremos? "La luz de la verdad [y, podemos añadir, de veracidad] despoja al mundo de su carácter narrativo" (Byung-Chul Han).
Otro dilema: "la transparencia carece de trascendencia". Publicar todo sin jerarquizar es irrelevante. Es decir: aquí la modernidad coloca la carreta delante de los bueyes: sólo importa que un hecho/suceso vuelto noticia circule en las redes y sea comentado y replicado por cientos de miles; mientras que, con rasero periodístico, lo importante debe ser el hecho y que por esa razón circule.
Otro problema: "Ante el afán de la transparencia que se está apoderando de la sociedad actual, sería necesario ejercitarse en la actitud de la distancia. La distancia y la vergüenza no pueden integrarse en el ciclo acelerado del capital, de la información y de la comunicación". La vergüenza no es rentable. Y lo peor: "así, en nombre de la transparencia se eliminan todas las retiradas discretas. Éstas son iluminadas y explotadas. Con ello, el mundo se hace más desvergonzado y desnudo". Ya nadie dice como el alemán Peter Handke: "vivo de aquello que los otros no saben de mí". Ahora todo se debe saber, es la amenaza al individuo...y a la sociedad.
( vmsamano@yahoo.com.mx)