PEMEX y su evaluación sexenal

Pemex es una empresa de Estado, con una serie de objetivos muy diferentes que una empresa privada dedicada solamente a maximizar su ganancia actual y futura.

Conforme llegamos al fin del sexenio de la Administración Federal actual veo un gran interés nacional, expresado en los medios, de evaluar el desempeño de Pemex, y desde luego a su propietario, el Gobierno Federal, en cuanto a sus resultados, a veces por separado, y muchas veces, conjuntamente. Por supuesto, todo este interés es loable, ya que todos estaremos mejor si Pemex "jala", y peor si "no jala". El problema central es que los medios, por su naturaleza de inmediatez, necesitan un resumen breve, ya que su audiencia, nosotros, generalmente no contamos con la gasolina requerida para aguantar más de unos momentos de atención.

"Dime si ¿López Obrador tuvo éxito con Pemex o no?" es la pregunta, y la respuesta tiene que ser "Sí" o "No", nada intermedio como es normal con el análisis de cualquier realidad. El resultado del método seguido es un diálogo de sordos, ya que los objetivos, métodos, datos, etc., de cada evaluación son diferentes, y por lo tanto una gran serie de respuestas se dan a la misma pregunta.

Pemex es una empresa de Estado, con una serie de objetivos muy diferentes que una empresa privada dedicada solamente a maximizar su ganancia actual y futura. Este objetivo de la empresa privada también es válido para una empresa de Estado, pero la gran diferencia consiste en la prioridad que se le otorga. En el caso de la empresa de Estado, el primer objetivo es promover el Desarrollo Nacional, objetivo que no exigimos a las empresas privadas; aunque podrían contribuir a su logro tangencialmente. Pemex participa en el Desarrollo Nacional de muchas maneras, de las cuales aquí apunto solo uno: su impacto sobre la inflación, y de ahí a toda la Economía Nacional: Crecimiento Económico, Paridad del Peso, Inversión, Consumo, Recaudación nacional, etc.

Si logra vender sus productos, básicamente las gasolinas y el gas natural, a un precio por debajo de la inflación, apoya la lucha contra la inflación, de otra manera la inflación se incrementaría, con las consecuencias de empobrecimiento del pueblo, reducción del Gasto Gubernamental real, rezagos en construir Infraestructura, etc., o sea un ciclo negativo.

Como con Miguel de la Madrid o con Ernesto Zedillo, cuando trataron de salvar primero a las finanzas federales hundiendo las finanzas del Pueblo, y la Economía Nacional se deprimió para salvar la Economía Gubernamental. Una estrategia autodestructora ya que la inflación generaba más inflación, con mayores precios de gasolinas y otros productos y servicios del Estado, más impuestos, etc., lo que a su vez provocaba más inflación: un perrito persiguiendo infructuosamente a su cola. El resultado fue el empobrecimiento de la parte preponderante de nuestra población, y empeorando cada problema en Pemex. Por ello, yo creo que la solución adoptada en la presente Administración federal es la correcta, y Pemex debe de ser acreditado con los beneficios que transfirió a la Economía Nacional, cosa que seguramente no lo hubiera transferido siendo una empresa que actuaba como una privada. ¿Cuánto fue?

LO QUE APORTÓ PEMEX

La inflación entre agosto de 2018 y agosto de 2024 fue de 35.4%. Calculando el incremento "sexenal" en los precios de las gasolinas es complicado por las diversas bases de comparación, pero tratando de ser parejo y objetivo, el precio del Premium fue de $19.87 y del diésel $20.63 por litro y al día 24 de septiembre $25.39 y $25.52 respectivamente, o sea un incremento del 25%, más de 10 puntos por debajo de la inflación.

De Pemex, sabemos que las ventas de gasolinas y diésel en el primer trimestre ascendieron a mas de 156 mil millones de pesos, es decir, en términos redondos, unos 600 mil millones de pesos en todo 2024. Ver "Resultados Financieros" en https://www.pemex.com/ri/finanzas/Reporte%20de%20Resultados%20no%20Dictaminados/Reporte%201T24.pdf

Pero, si López Obrador hubiera seguido una política de incrementar los precios de las gasolinas solo acorde con la inflación (otros lo han hecho muy por encima de la inflación), los mexicanos hubieran pagados otros 60 mil millones de pesos (10% de $600 mil millones) a Pemex. Este monto no fue cobrado para poder apoyar a la Economía Nacional, un objetivo que no pudiera ser realizado si Pemex fuera una empresa privada. Además, la alternativa, una privatización de facto o de jure de Pemex, como todas las privatizaciones saldría super cara para la Economía Nacional, aunque muy jugoso para los agentes privatizadores. Vemos el caso de la electricidad en todo el mundo en el libro clásico de Sharon Beder (Power Play), y como estafan a los pueblos y gobiernos los privatizadores.

En este artículo, hemos tomado un solo aspecto de la interrelación profunda entre Pemex y la Economía Nacional: los precios de las gasolinas, para poder medir la transferencia. Desde luego, hay aportes similares en todo el resto de las actividades de Pemex, aportes que no medimos ahora por las restricciones de espacio. Al no tomarse en cuenta dichos aportes, las evaluaciones de Pemex son incompletas y por ello son deficientes. El problema, como lo veo, es que se compara Pemex con las normas de una empresa privada ignorando sus aportes nacionales. Desde luego, no hay razón porque en el mediano plazo Pemex no cumpla con todas las características financieras de Exxon o de BP. Si ellos ganan en un año, también debemos de esperar un buen resultado de Pemex.

Pero, recordemos que Pemex fue ordeñado por varios sexenios, y entregado en 2018 con pasivos enormes, una fuerza de trabajo integrada al viejo aparato político y no laboral, mucho menos empresarial, una grave dependencia sobre contratistas incluyendo a muchos políticos y empresarios neo-petroleros, con activos como las refinerías en terrible estado, y más que nada, cero moral y compromiso real con la Nación.

UNA ANÉCDOTA

Yo recuerdo cuando mi esposa y yo comíamos en el Restaurante Reina e irrumpió una falange de "petroleros" liderados por Andrés Sánchez Solís. Estábamos comenzando a saborear nuestras sopas, cuando llegó apurado el mesero para exigirnos nuestra salida inmediata. Yo pensé inocentemente que hubo un fuego o algo por el estilo. No. Estábamos siendo expulsados para poder entregar todo el restaurante al "líder". Es ese Pemex, no solo improductivo, sino explotador y abusador de la sociedad, que espero que no vaya a regresar jamás. Si, además, gana un poco de dinero, yo estaría satisfecho y otorgaría una evaluación positiva. (El autor es Doctor en Economía, especialista en planeación y finanzas, colaborador de PRESENTE)