Al llegar a este punto de mis comentarios sobre lo publicado por el periodista Víctor M. Sámano Labastida el 7 de enero, sobre cómo Pemex fue convertida en una “caja chica”, y de la que ayer Presente publicóp la primera parte, hoy me quito la camisa del economista y me pongo la del historiador. Continúo:
El 2 de marzo de 1958, el presidente de México Adolfo Ruiz Cortines viajó a Tabasco con el fin de inaugurar Ciudad Pemex en el municipio de Macuspana. El acto inaugural se llevó a cabo al día siguiente, 3 de marzo a las 12 horas con 22 minutos. En su discurso Ruiz Cortines dijo: “… de la selva, de la naturaleza domeñada, los mexicanos han logrado realizar unas obras tan importantes como éstas de Petróleos Mexicanos que habrán de servir primero que nada a México y en el caso particular al Noroeste del país que tanta falta tenía de combustibles para acelerar su desarrollo económico y social”.
Voy a transcribir casi textualmente lo que escribí en la página 247 de mi libro “Tabasco a dos tiempos”, editado por la UJAT en 2014. Digo ahí: “En ningún momento dijo Ruiz Cortines que ese petróleo serviría para industrializar al Sureste. Como todos los discursos presidenciales de aquellos años, aquel discurso no era más que la expresión clara y evidente del colonialismo (interno) y dominio económico que los intereses económicos del centro y norte de México, más industrializado, han ejercido y ejercen hoy sobre Tabasco y el Sureste, más atrasado”.
Para estos grupos poderosos (burguesía chilango norteña los califiqué en otras publicaciones) el Sureste de México no ha sido más que productor de materias primas, para beneficio del centro y el norte del país. La materia prima agropecuaria como cacao, copra, pimienta y bovino ha beneficiado más a los coyotes e intermediarios del centro del país que a los ganaderos y agricultores de Tabasco y la Región Sureste. Esto ha implicado 3 una explotación económica interna de una burguesía chilango norteña sobre el sureste y otras regiones del país.
En otros tiempos, como si fuera una colonia africana explotada por sus metrópolis europeas, intereses foráneos explotaron la caoba y el cedro, por toneladas la sacaron de Tabasco y de la región Sureste; también la piel de venado y de cocodrilo, capitales foráneos por toneladas las sacaron de Tabasco y del Sureste. Sólo en el semestre de septiembre de 1909 a marzo de 1910 sacaron de Tabasco 267 toneladas de piel de venado; 132 toneladas de piel de cocodrilo y dos toneladas de piel de manatí. De ese saqueo a los tabasqueños no les tocó ni un quinto de utilidad.
Igual saqueo de la riqueza platanera de Tabasco realizó la empresa estadounidense la Southern Banana, filial de la Standard Fruit, durante los años de Garrido. La mayor parte de la riqueza fue para ese monopolio gringo y a Tabasco le quedó sólo pobreza y crisis económica. Igual ha sucedido con la riqueza petrolera de Tabasco, Campeche y Chipas y de la zona del Golfo de México: esa riqueza de petróleo y gas ha alimentado a las industrias del centro y norte del país y el Sureste sigue sin industrializarse. Sin la energía derivada de los recursos petroleros del Sureste, millones de vehículos en México no podrían caminar. El centro y norte del país tienen carreteras del primer mundo, y las de Tabasco están para llorar.
Hoy que tenemos un presidente tabasqueño se debe aprovechar la oportunidad para llevar a cabo un amplio programa carretero de modernización. Ahí se lo dejo a nuestro gobernador.
Como ya dijimos las utilidades de PEMEX, logradas con la explotación de los recursos petroleros del Sureste han servido para financiar casi la mitad del presupuesto federal y para impulsar la industrialización del centro y norte del país, mientras los grandes capitales, la gente más rica, no pagaban impuestos. Y lo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está tratando de hacer con la 4T, además de revivir y fortalecer a un PEMEX abandonado y endeudado por los gobiernos neoliberales, la vaquita lechera de otros tiempos, es revertir las relaciones internas de explotación económica por las que los grupos poderosos chilango-norteños han saqueado al Sureste de México sumiéndolo en el atraso y en más pobreza.