Varios episodios ocurridos recientemente exhiben la crisis de nuestras instituciones, la gravedad de los esfuerzos por desarticular nuestra democracia electoral, la falta de orientación estratégica del quehacer presidencial y la articulación de todas las prácticas políticas para satisfacer el ego presidencial. Estos hechos presagian un crítico futuro político y social; sin embargo, a base de mentiras han dado lugar a una narrativa triunfalista. Avanzamos hacia el precipicio, pero no nos damos cuenta. La fuerza de la narrativa presidencial es tal que termina por atrapar nuestra atención en pseudo debates.
Así, el enjuiciamiento a Genaro García Luna fue considerado por López Obrador como éxito propio. El veredicto fue empleado para denostar aún más a Felipe Calderón y a su partido y no ha sido entendido cabalmente. Es la primera vez que un alto funcionario de seguridad mexicano enfrenta un proceso judicial en los Estados Unidos, lo que significa que el gobierno norteamericano no está dispuesto ya a seguir tolerando el crecimiento del poder del crimen organizado en México; muy posiblemente modificará su política de seguridad. El gobierno del norte tiene claro que México es prácticamente un narco estado. Así, García Luna no será el único funcionario llevado a las cortes y se incrementarán las presiones para aprehender y extraditar a más líderes del crimen.
Si llamáramos a las cosas por su nombre y reconociéramos nuestros problemas, la política de seguridad tendría que ser revisada con seriedad y compromiso. Esto no ocurrirá. La retórica anti-calderonista cobrará fuerza y se mantendrá la política de abrazos.
El rechazo ciudadano al plan B no sólo fue descalificado con la consabida retórica anti-conservadora, sino que fue desvirtuado al serle conferida su organización a líderes empresariales, políticos y sociales y a partidos opositores del presidente. La tramposa retórica anti-corrupción y de austeridad del gobierno lopezobradorista ha dominado las discusiones sobre el tema y ha servido para darle un matiz clasista al debate. La evidente impronta autoritaria, ampliamente señalada por los opositores de los cambios, termina por ser empoderada, curiosamente, por grupos que años atrás lucharon del otro lado y fueron piezas clave para la creación del actual instituto.
La ríspida negociación con Tesla, de Elon Musk, no solamente exhibió la ausencia de visión estratégica del presidente, sino también su falta de oficio. Un presidente informado habría sabido que una planta de ese tipo tendrá más probabilidades de desarrollo exitoso en el norte que en el sur del país. Pero, además, nunca debió suponer que Musk cedería a sus exigencias. Eso le sucede a quien está acostumbrado a desempeñarse en la política como si fuera una arena para jugar vencidas. López Obrador terminó por aceptar las condiciones del empresario norteamericano de una manera por demás grotesca. A pesar de que los términos de negociación del presidente eran más bien una invitación a no invertir, el cierre de la operación fue dado a conocer como un gran éxito.
El canciller Ebrard recurrió a retórica del presidencialismo más añejo y felicitó a través de sus redes sociales a López Obrador por haber conseguido que Musk eligiera a Monterrey como sede de la planta. Con ese gesto, Marcelo Ebrard dejó una constancia más de que nada satisface más al presidente que recibir constantes elogios y aprobaciones. Es evidente: éste es el gobierno de un solo hombre. La felicitación del canciller, además, contribuye a desinformar sobre la llegada de Tesla a México. No fue un logro de López Obrador, sino de Samuel García, gobernador de Nuevo León. A lo largo de dos años, Samuel entabló conversaciones y negociaciones con Musk, de manera que éste encontró conveniente ubicar la nueva planta en territorio regio. Otra mentira que evidencia que el presidente no es visionario: en vez de ocuparse en proyectar el futuro del país, prefiere invertir tiempo en sus mañaneras tejiendo narrativas que en nada se corresponden con la realidad.
El presidente, en estas dos semanas, le ha contado a México que, gracias a que él está en la presidencia, García Luna fue encarcelado en los Estados Unidos, se ampliará la democracia reduciendo los costos del INE, a pesar de la oposición de grupos conservadores y que Elon Musk invertirá en Monterrey. La verdad es otra: García Luna fue enjuiciado en Estados Unidos porque acá no tenía cargos en contra y porque al país vecino le urge evitar que el narco estado mexicano alcance plenitud. La democracia está en peligro porque la reforma al INE busca minimizar su poder y Musk llegará a Monterrey a pesar de la falta de visión de López Obrador y porque impuso sus condiciones.
El país va a la deriva. El cúmulo de mentiras que a diario se vierten desde las mañaneras no nos permite tener claridad sobre este curso hacia el precipicio. Esto es grave. Nos daremos cuenta hasta que estemos cayendo; ya no habrá nada que hacer.