Relaciones Tóxicas: Síndrome de Estocolmo en la pareja.

El síndrome de Estocolmo se presenta cuando la víctima crea un lazo emocional hacia el agresor

El síndrome de Estocolmo se presenta cuando la víctima crea un lazo emocional hacia el agresor, identificándose con él hasta el punto de creer firmemente que las agresiones que ha recibido son consecuencia de algo que ha hecho mal.

Asimismo, al salir con vida de la situación o al sufrir menos daños de los esperados, se sienten incluso agradecidos. Este término se empleaba para estudiar el comportamiento de las víctimas de un secuestro, pero también puede presentarse en relaciones patológicas.

Esta conducta

Aparece cuando uno de los miembros de la pareja daña o se aprovecha del otro en su propio beneficio, mientras que la otra parte se ve incapaz de abandonarla al tener una fuerte  dependencia emocional.

Las personas que tienen  conductas tóxicas  en una pareja intentan sacar provecho a través del control y la manipulación. Su único cometido es ejercer poder, siendo  narcisistas y actuadoras. En el otro lado de la balanza está la persona afectada, que suele ser más vulnerable y  propensa a la culpabilidad.

Las personas que están viviendo una relación tóxica, no suelen ser conscientes de su realidad. Esto en realidad se trata de un mecanismo de defensa patológico, que les lleva a tener una percepción erronea, llegando a sentirse responsables o culpables de las agresiones sufridas.

Comúnmente, el maltrato físico o verbal no empieza de repente. Antes, se ponen en práctica algunas técnicas para manipular y aislar a la otra persona. La víctima, por su parte, puede permitir este control sobre ella sin apenas darse cuenta.

Es importante identificar entonces, la diferencia entre una relacion sana y una destructiva. En los momentos de alto conflicto, la víctima suele recordar solo los momentos favorables y devaluar las agresiones, lo que comunmente les hace volver al ciclo de la violencia.

Por su parte, el agresor, echa mano de cualquier artimaña para ser “perdonado”, ofreciendo disculpas, regalos y promesas de cambio hasta lograr envolver de nuevo al agredido. Así,  romper este círculo vicioso no es fácil porque el síndrome de Estocolmo no cuenta con un tratamiento concreto.

Las redes de apoyo familiar y amigos pueden ser elementos cruciales para que la víctima logre salir de esta situación.

La ayuda profesional es de vital importancia, dado que permite a los envueltos en este fenómeno, desarrollar una autoestima saludable, identificar conductas nocivas e incluso vivir el duelo ante la pérdida, indudablemente saludable, de la relación tóxica.

(Psiquiatra/Paidopsiquiatra, colaborador de PRESENTE)