Quienes vivimos en Tabasco sabemos el significado de un desastre. Como también conocemos la importancia de la solidaridad y la respuesta comunitaria, tanto local como nacional e internacional.
Por los días que se cumplen 16 años de la tragedia por las inundaciones del 2007, en Guerrero los habitantes del Puerto de Acapulco y zonas aledañas padecen el impacto de un huracán...efecto del cambio climático.
Escribió Jorge Zepeda Patterson: "En los últimos días he visto críticas al Presidente (López Obrador) porque no acudió al sitio del desastre con la urgencia pertinente, pero también, por lo contrario: haberse trasladado trabajosamente por carretera en lugar de helicóptero (aunque no se menciona que en esos momentos las condiciones meteorológicas aún impedían el acceso por aire). En una misma página de un diario crítico pueden encontrarse ataques porque el gobierno federal desplazó a militares a la zona, y críticas por la falta de orden en el puerto devastado. Sin ningún rubor se afirma que los principales funcionarios del gobierno han estado ausentes, pese a que al lado de la pseudo información, se publica una foto de la gobernadora con las titulares de Gobernación y Seguridad Pública, para poder exhibir que las tres mujeres portaban botas sin el barro que inunda la zona (sin advertir, obviamente, que la imagen fue tomada al arrancar la jornada tras una junta de estrategia y previo a los recorridos de campo)". Sin Embargo 29/10/2023.
Es apenas un ejemplo de cómo un desastre puede arrastrar también a la verdad, al relato fiel de los hechos. Y no por la premura de la noticia sino con la intención motivar políticamente el rechazo. Es el mismo caso cuando se critica que "el Gobierno impide la distribución de agua y despensas procedentes de la sociedad civil", pero no se toma en cuenta la necesidad de coordinación de asegurar una distribución organizada. Es importante no agregar caos a la catástrofe.
Sigamos apoyando, por encima de las diferencias partidistas y otros intereses.