Pasadas las campañas y encuestas internas en Morena para designar mediante encuestas a quien asumiría la jefatura de la defensa de la Cuarta Transformación, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo ha ido tejiendo muy fino en la llamada "operación cicatriz", pero sobre todo en la consolidación de la unidad y la busca de nuevos aliados para profundizar el proyecto de Andrés Manuel López Obrador y un histórico movimiento social.
No faltan quienes aún dolidos por la derrota en la reciente encuesta o por ser enemigos (declarados o escondidos) de López Obrador, tratan de restarle méritos a Claudia. Muchos de los argumentos contra la actual dirigente de la 4T van cargados de machismo y misoginia, otros buscan ocultar su nostalgia en el viejo dedazo, pero también seguirán haciendo labor de zapa porque necesitan recuperar sus privilegios.
Como lo hizo en el gobierno de la Ciudad de México, y como lo hizo como funcionaria del gobierno de AMLO en el Distrito Federal, o como vocera del gobierno legítimo, Claudia Sheinbaum sin estridencias y con método realiza dos tareas: defender lo avanzado con López Obrador y al mismo tiempo ir construyendo "el segundo piso" de la Transformación, como ella misma lo ha dicho.
López Obrador y Sheinbaum saben que la batalla del 2024 no será fácil. Tendrán que evidenciar o desactivar a los ensarapados. Batallas en varios frentes las de ahora y lo que viene.