Los padres sobreprotectores influyen de forma muy negativa en el desarrollo emocional de sus hijos. Es normal velar por el bienestar de los hijos y también que los niños dependan de sus padres. El problema viene cuando los padres ejercen una sobreprotección, impidiéndoles resolver sus conflictos o descubrir el mundo por sí mismos.
Los padres tienden a adoptar este comportamiento por diversos motivos, como por ejemplo evitar fracasos que puedan hacer sufrir a sus hijos o por competitividad con otros padres. Sin embargo, la protección excesiva es limitante, e impedirá el normal desarrollo de tu hijo.
Comportamientos típicos de los padres sobreprotectores.
Haces cosas que él mismo puede hacer o resuelves sus problemas.
Es necesario que los hijos asuman la responsabilidad que conllevan las tareas adecuadas para su edad. Muchas veces resulta más sencillo hacer nosotros mismos las cosas. Pero, aunque te lleve más tiempo, es importante que te tomes tu tiempo para enseñarle a realizar tareas. De esta forma evitarás comportamientos demandantes.
Le recuerdas constantemente los peligros.
Es natural que estemos pendientes de los riesgos que corren nuestros hijos, especialmente en situaciones peligrosas, pero hay que saber poner freno. Si el niño se acerca corriendo a una escalera que no conoce, es prudente advertirle. Pero si es la enésima vez que va a bajar esa escalera, ¡detente! Si vuelves a advertirle, estarás contribuyendo a que tu hijo sea ansioso y tenga dificultades para enfrentarse a situaciones novedosas en su vida.
Tratas de influir en la elección de sus amistades.
A menudo sucede que los amigos de nuestros hijos no nos gustan. Sin embargo, lo aconsejable suele ser no intervenir, a no ser que frecuentar esa persona suponga un peligro real para la integridad física o emocional de tu hijo o bien lleve asociada la adopción de comportamientos de riesgo. Si no es así, no intervengas. Lo más probable es que se genere un conflicto. Es más adecuado respetar las decisiones de tus hijos y no tratar de influir. Al fin y al cabo, hacer nuevos amigos forma parte del crecimiento.
No dejas que explore libremente.
Impedir que tu hijo explore el mundo de forma independiente, implica evitar que aprenda por sí mismo. Es muy importante reforzar comportamientos autónomos. Limitar en exceso creará problemas graves en el futuro, como muchas dificultades de adaptación, miedos, inseguridades y una baja tolerancia a la frustración.
Ocultas, justificas o ignoras sus errores.
Cuando ocultas los errores de tu hijo estás contribuyendo a que no aprenda a asumir las consecuencias de sus actos. Equivocándose también se aprende. Debemos enseñar a los niños que ciertos comportamientos o decisiones pueden tener consecuencias sobre ellos mismos y afectar a los demás para ayudarles a ser responsables.
Respondes de forma excesiva a sus demandas.
Cada vez que tu hijo te realiza una petición o te plantea un problema, estás totalmente disponible para ayudarle y solucionar sus dificultades. Por ejemplo, cuando desea que le compres algo, que le lleves a algún lugar, quedarse hasta más tarde con los amigos, no ir al colegio porque está "enfermo", faltar al entrenamiento sin causa justificada, etc. Es importante que los niños aprendan a resolver problemas por sí mismos, porque esto favorecerá el desarrollo de sus capacidades.
Enseñarle que no siempre va a obtener lo que quiere, que las cosas a veces requieren de tiempo, esfuerzo o paciencia podrá ayudarle a tolerar la frustración en situaciones futuras.
La educación sobreprotectora por parte de los padres genera niños:
Temerosos y ansiosos
Dependientes: recurren a otras personas para solucionar sus problemas
Dificultades para solucionar las cosas por sí mismos
Problemas a la hora de tomar decisiones
Falta de confianza en sí mismos
Problemas de autoestima
Baja tolerancia a la frustración
Pobre gestión emocional
Dificultades para tomar la iniciativa
Falta de responsabilidad en sus acciones
Tienden a asumir riesgos en la adolescencia (alcohol, drogas, conductas temerarias)