Como en los viejos tiempos, todas las cuentas públicas fueron aprobadas y sin mayor pataleo por la existencia de una mayoría avasalladora de Morena, a pesar de que en su interior haya corrientes que se disputan la representación y el discurso del fundador del movimiento democrático, Andrés Manuel López Obrador: cuidar escrupulosamente el uso de los recursos públicos.
Ha dicho el ahora Presidente: el principal problema de México es la corrupción. Argumentó: "Antes no se hablaba de eso, me siento de los precursores en poner este tema en la mesa del debate. Porque ni en los discursos se hablaba de corrupción, si ustedes hacen un análisis de los discursos de 50 años a la fecha no van a encontrar la palabra corrupción, como si no existiera, y en los medios de información lo mismo".
Más allá de los matices –porque hubo un periodismo y periodistas contra la corrupción-, un reclamo permanente de la gente, que hizo bandera efectiva López Obrador, es la necesidad de terminar con el saqueo de las arcas públicas.
Es cierto que hubo tiempos en que la "calificación" de las cuentas públicas fue usada para coaccionar, chantajear sobre todo a los alcaldes rebeldes o de otro partido; pero también es cierto que el pueblo sigue esperando una señal de que ahora sí hay un Congreso vigilante.
Por lo menos ocho cuentas públicas de municipios tenían observaciones. Algunas solventables, otras dos que excedían los 25 millones de pesos.
Vienen otros tiempos. Ahora hay políticos hombres y mujeres que quieren un asiento en el Congreso. En la encuesta...el verdadero compromiso es la respuesta.