No existe neutralidad en las redes sociales virtuales. En Facebook, los contenidos y opiniones sobre los hechos delictivos perpetrados contra la sociedad tabasqueña el jueves 10 de octubre de 2024 se inscriben en tres categorías: 1) enojo ciudadano contra las autoridades gubernamentales; 2) politización para denostar al gobierno morenista; 3) conciencia de la corresponsabilidad familiar en la educación desde el seno hogareño.
Comprensiblemente la ciudadanía plantea exigencias a los nuevos funcionarios, sin importarle que estén aun tomando las riendas del aparato gubernamental. Los cibernautas mostraron su enojo público porque desean que la autoridad restaure el orden; exteriorizaron la frustración colectiva, porque aunque apoyan a sus autoridades formalmente constituidas, naturalmente, no tienen en claro si la delincuencia avanza o retrocede territorial y estructuralmente.
No tardaron en ponerse en acción los oportunistas para sacar raja política contra Morena y aliados, y burlarse de los electores de la 4T. Se entiende: yerros, omisiones y crisis del gobierno sirven de material para la oposición. Las imágenes falsas circularon para intensificar la histeria colectiva. En cambio, no se explica que usuarios con estudios superiores las compartan si se les asume como sujetos que cuentan con competencia informacional. En esto no hay neutralidad, no estamos ante inocentadas sino ante intencionalidades: los ciudadanos también tienen inclinaciones políticas. En circunstancias ajenas al ámbito político, se trata de personas conscientes del poder de la desinformación para desestabilizar el funcionamiento de sus centros de trabajo. Como sea, estas acciones vandálicas encuentran un contexto fértil para hacerse virales y trastocar la emocionalidad social.
El tercer grupo de opiniones recordó que las familias también son corresponsables del estado de cosas, el hogar es el sitio para la primera educación, y que las variables socioeconómicas no son las únicas que engendran delincuencia.
Los hechos generan más dudas que certezas (también suposiciones cómicas expresadas en memes de Internet). ¿Por qué se ensañan con las sucursales de la abarrotera Súper Sánchez?, ¿qué relación tienen los ataques y sus perpetradores con el crecimiento y expansión de la cadena comercial en el sureste en el último sexenio?, ¿los empresarios y los particulares que han sufrido daños en sus propiedades y negocios han interpuesto las denuncias correspondientes?, ¿qué avances tienen las autoridades en las investigaciones?, ¿se activan los seguros de auto para los vehículos de particulares y empresas quemados?, ¿cómo pueden los ciudadanos que han sufrido daños en sus propiedades y automóviles, debido a la inseguridad, reclamar la indemnización generada por responsabilidad patrimonial por parte de los Entes Públicos?, ¿se encuentra tipificado en Tabasco como delito la acción de arrojar ponchallantas en las vialidades como lo han hecho otros congresos estatales?, ¿la autoridad sabe quiénes están detrás de estos ataques y sus propósitos?, ¿es cierto que hay policías en activo operando a favor del crimen?, ¿estos hechos violentos contienen algún mensaje?, ¿para quiénes?
Ni duda cabe que la autoridad actual tiene mucho trabajo que hacer y mucho que informar a la opinión pública. Por ello, fue pertinente el mensaje del gobernador Javier May el 11 de octubre, que aclara la independencia de su administración respecto al crimen organizado, ratifica su compromiso en la atención del problema, pide confianza en las acciones para atender las causas que generan la violencia no sólo las consecuencias, y, sobre todo, recordó la importancia de contar con el apoyo de la población para denunciar ante las autoridades correspondientes. Otra forma de apoyar es resistiendo el deseo de hacer viral los actos vandálicos, optar por alternativas para avisar a familiares, y así no favorecer involuntariamente la apología del crimen. Pensamiento crítico, le llama la Nueva Escuela Mexicana.