Nada puede justificar la agresión a México y solo un traidor a la patria intenta encontrar alguna justificación al agresor de su país.
En la agresión a nuestra embajada en Quito se violaron normas estrictas del derecho internacional, pactadas en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, complementadas con la también Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, y la Convención de Caracas de 1954 sobre el Asilo.
El Artículo 22 de la primera de estas convenciones establece la inviolabilidad de los locales diplomáticos y sus archivos, y el Artículo 30 amplía esta disposición a las residencias privadas de los diplomáticos, y nuestra Embajada fue invadida por vehículos blindados y tropa armada, lo que equivale a invadir nuestro territorio.
El Artículo 27 de la norma citada establece la obligación del país anfitrión de permitir y proteger la libre comunicación diplomática y nunca abrir una bolsa diplomática, ni siquiera bajo sospecha de abuso, ni arrestar a un mensajero diplomático.
El Artículo 29 de esta Convención impone al Estado anfitrión, en este caso Ecuador, la obligación de proteger a los diplomáticos en su persona y en su dignidad, y el jefe de nuestra misión Sr. Canseco fue agredido, lesionado, humillado y tirado al suelo, al igual que otras personas de nuestra Embajada, por los gorilas que la invadieron, con el debido perdón de estos primates.
La Convención de Caracas de 1954, en su Artículo I pacta que el asilo concedido debe ser respetado; en su Artículo II establece que todo Estado tiene el derecho de conceder asilo. En su Artículo III pide no conceder asilo a delincuentes comunes, pero todos sabemos que a los perseguidos se le fincan delitos del fuero común, y así nunca se podría asilar a nadie. Por eso, el Artículo IV establece que corresponde al Estado asilante la calificación del delito o el motivo de la persecución y finalmente el Artículo XII establece que una vez otorgado el asilo, el Estado territorial está obligado a conceder el salvoconducto para que el asilado salga del país.
Y la enésima agresión la realizan secuestrando a un asilado en territorio mexicano y bajo el amparo diplomático de México.
Por eso, Ecuador llevó este caso a la OEA, un organismo de derecha plegado a los Estados Unidos y contrario a AMLO y la condena allí fue prácticamente unánime, con el único voto en contra de Ecuador. Y Almagro, el Presidente de la OEA, condenó todos estos hechos reprobables, incluido la detención del asilado y exigió la restitución de la situación a su estado anterior.
La tradición de asilo en México es centenaria. Aquí hemos acogido chinos, judíos, españoles, sudamericanos, de todos los colores, al mismo Trotski. Y me duele que algunos amigos, por sentimientos religiosos o por la animadversión o el odio a AMLO traten de buscar justificantes a esta agresión. Solo un traidor a México trata de justificar una agresión a su país.
Y recuerdo aquella bellísima proclama del Gral. Miguel Negrete "YO TENGO PATRIA ANTES QUE PARTIDO" cuando militando en el bando conservador, se pasó con sus tropas al bando liberal para combatir la invasión francesa. Pelagio Labastida y Dávalos, arzobispo de México, había ido personalmente al castillo de Miramar a suplicar a Maximiliano que nos hiciera el favor de venir a gobernarnos, promovió la invasión y fue regente de ese "imperio de opereta", por cierto perdonado después por el Presidente Juárez, y Negrete, a su educación como conservador y sus sentimientos como católico, antepuso su amor a México. Un hermoso ejemplo a seguir.