“Y sigue la mata dando” diría mi abuelita. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en México se registran cada año más de 300 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años, lo cual coloca a México en el país en el primer lugar de embarazos adolescentes, informa una nota de CIMACNOTICIAS de principios de este mes.
La misma información dice que el Consejo Nacional de Población (Conapo) registra que más de 300 mil niños y niñas nacen de mujeres menores de 19 años de edad.
Según Conapo en México, por cada mil adolescentes de 15 a 19 años nacen 68 bebés, situación que afecta no solo la salud de esas mujeres con probabilidad de padecer enfermedades como la eclampsia, anemia, hemorragia postparto y endometritis puerperal.
Los estados con el mayor número de nacimientos de madres adolescentes son el Estado de México, Chiapas y Veracruz
En lo que respecta a Tabasco, el pasado 26 de septiembre, día de la conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, un diario local destacaba que en nuestro estado y todo el país, este problema sigue al alza; es decir que, según cifras oficiales, mujeres y adolescentes de 10 a 19 años se han convertido en madres.
La misma información asegura, que según Conapo, en Tabasco el porcentaje de púberes embarazadas ha crecido, y otras dos notas periodísticas del mismo diario publicó que las madres niñas en esta entidad, oscilan entre los 10 y 12 años y que en el 2020 el número de nacimientos de madres adolescentes llegó a 5 mil 106, según datos de la Secretaria de Salud del estado
Sumado a los problemas de salud a los que se exponen las embarazadas adolescentes, aseguran expertas, también hay consecuencias sociales para ellas, como el rezago educativo, porque la mayoría de ellas interrumpe sus estudios, el desigual acceso a oportunidades de desarrollo, barreras para obtener un empleo que implique mayor formación académica y experiencia, así como dependencia de apoyos gubernamentales.
Las mujeres que llevan a término un embarazo después de los 20 años, se asegura, tienen más probabilidad de recibir educación escolar y obtener una ocupación que les permita acceder a la derechohabiencia.
Cuantos años han transcurrido y este problema sigue en ascenso, ¿Qué pasa? ¿En dónde están fallando los programas gubernamentales para combatirlo?
Investigaciones de la sociedad civil han demostrado que la violencia de género, y en específico la violencia sexual, son factores responsables de los altos número de embarazos entre niñas y adolescentes de entre 10 y 14 años en México.
“No se trata de adolescentes teniendo relaciones sexuales con adolescentes sino de niñas siendo obligadas o manipuladas por adultos, mediante el uso de la fuerza (física o moral), el chantaje, la manipulación y las amenazas en un marco de normalización de la violencia y de la baja efectividad en materia de procuración de justicia”
Detrás de lo anterior hay un abandono institucional, desencadenado por una serie de omisiones que se han traducido en causas estructurales que incrementan las cifras de embarazo adolescente. En estas podemos encontrar la falta de políticas públicas sobre este tema que es considerado un problema mundial de salud pública.
Por ejemplo, los recursos destinados a la educación, a la salud y a generar mejores condiciones sociales que permitan planes de vida más allá del embarazo, son pocos.
Recientemente el Comité Nacional Feminista por la Salud Sexual y Reproductiva, junto con más de 150 organizaciones, colectivas y activistas, acusaron al gobierno de México por reducir el presupuesto en materia de salud, lo que afectará, aseguraron, principalmente a mujeres, adolescentes y niñas mexicanas.
¿Que no darían mejor resultado programas intensos para desterrar el abuso sexual en las familias y la sociedad en general y establecer como obligatoria la educación sexual en los primeros niveles de educación pública, por sobre la oposición de la Iglesia y padres de familia que siguen empecinados en oponerse?