Durante el pasado mes de abril pasado ocurrió un hecho muy lamentable que cimbró no solo a los habitantes de la ciudad de Monterrey, Nuevo León sino también a muchos sectores del país.
Ya han transcurrido 4 meses, desde aquella madrugada del 9 de abril, cuando Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, fue vista por última con vida vez sobre la carretera a Laredo, a la altura dela colonia Nuevo Castilla en el Municipio de Escobedo, Nuevo León.
Los días han pasado, los meses también y hasta hoy el gobierno y las autoridades de aquella entidad no han podido responder a todas aquellas interrogantes que más de uno se hecho a raíz de esa tragedia lamentable: ¿Qué sucedió en verdad?, ¿Por qué el chofer del taxi que aquella abordó la abandonó en la madrugada en la carretera? ¿Por qué dicho taxista le tomó una foto cuya imagen fue difundida en noticieros de televisión y los periódicos? ¿qué pasó desde el momento que quedó abandonada? ¿cuál era el estado en que se encontraba? ¿cómo se hizo la investigación por las autoridades desde el momento en que se reportó la desaparición? ¿en qué consistió la falla humana masiva en que incurrieron las autoridades encargadas de la investigación? ¿hubo o no efectiva coordinación entre éstas? O lo que hubo fue ¿descoordinación?
¿Ya hubo alguna sanción para los responsables? ¿quiénes fueron? ¿cuántas Debanhi más tendrán que pagar con su vida para que las autoridades y los gobiernos demuestren que sí saben cómo enfrentar y resolver ese flagelo infernal?
Por aquellos días de este suceso que conmocionó a la población muchos coincidíamos en ´puntualizar que era una oportunidad no solamente para alzar la voz sino de manera contundente --sin bajar la guardia y sin politiquerías-- demandar que las Fiscalías y los cuerpos de seguridad cumplan con su responsabilidad y den resultados que demuestren que se está actuando en serio con efectividad y combatiendo el lastre de la impunidad y la violencia contra las mujeres.
Hasta hoy parecería que igual como en otras ocasiones, el tiempo seguirá transcurriendo y el caso de Debanhi al rato solamente será recordado como un dato más de la estadística.
Ineptitud, negligencia, irresponsabilidad, impunidad, de cuál de estos conceptos estará impregnado ese caso que al igual que otros, aunque por circunstancias diferentes no sabemos si algún día florecerá la justicia; esa justicia que los gobiernos y las autoridades no se cansan de prometer e incluso algunas de las veces la utilizan para hacer campaña pero que al final se traduce en resignación e impotencia ante el fracaso evidente de las autoridades.
Como ejemplos, existen muchos. Ahí está el de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, cuyos familiares siguen esperando conocer el resultado de las investigaciones, pero más allá de eso, que se les diga que fue en realidad lo que pasó con los desaparecidos. Esa verdad histórica que tanto se ha demandado durante muchos años.
Pero volviendo al caso de Debanhi, caso que se ubica en el de los feminicidios, sería muy interesante saber que se está haciendo por parte de las autoridades correspondientes para garantizar la seguridad de las mujeres en todo el país.
Tómese en cuenta que después del caso de Debanhi han venido ocurriendo otros hechos de feminicidio.
Aquella frase legendaria expresada, por Alejandro Martí –aquel empresario que fue víctima de la delincuencia hace algunos años— pareciera cobrar vigencia en estos tiempos como una exigencia social ante las autoridades: “si no pueden…que renuncien!”.
Más de uno coincide en afirmar que ya basta de seguir dorando la píldora a la gente.
Si realmente se quiere hacer justicia que se demuestre con hechos que se está investigando.
Los mexicanos, aún en tiempos de la 4T siguen ávidos de lograr lo que ha sido una exigencia latente desde hace muchos años: Justicia…a secas, pero justicia al fin. (altar_mayor@yahoo.com.mx)