Hay el temor que el proyecto de gobierno de la 4T y encabezado por AMLO, realizado hasta hoy contra viento y marea, concluya cuando nuestro paisano presidente deje la presidencia: la continuidad de la 4T corre ese riesgo. Vemos que MORENA, al no ser un partido político sino un gran movimiento social, se desintegre cuando su gran líder fundador se retire a la vida privada. (Cosa que dudamos).
Recordemos la experiencia que en los últimos años se tuvo con el PRD: este partido, que nunca cuajó como tal, sólo fue un movimiento social y fundado precisamente por el carismático liderazgo del mismo Andrés Manuel: único caso en la historia política de nuestro país. Cuando la ambición de los "chuchos" y demás lidercillos quisieron usar el PRD para sus fines personales, ese "Partido" se desintegró en pequeñas tribus y de él sólo quedó un membrete que, de manera vergonzosa, hoy se ha dejado manosear por un derechista PRIAN, corrupto y desprestigiado, también a punto de desaparecer.
Y esta triste experiencia nos lleva a preguntarnos: ¿Lo mismo pasará con MORENA cuando Andrés Manuel se retire?; y ¿al ganar MORENA las próximas elecciones presidenciales, que sin duda ganará con cualquiera de sus presidenciables, ya hecho gobierno continuará con la 4T?
Porque hemos visto en los recientes días que, apenas se dio el banderazo para que sus candidatos caminaran con sus respectivas campañas, la ansiada unidad morenista empezó a bambolearse y los golpes bajos y la guerra infamante no se han hecho esperar. La necesaria unidad en Morena empieza a evidenciar fracturas, y esto está sucediendo cuando AMLO aún sigue en la presidencia y todavía no se ha ido. Vemos que, entre algunos seguidores de las corcholatas, en este país de un Tlatoani, cada quien empieza a jalar agua para su molino en busca de un acomodo en el próximo sexenio: ¡Lo mismo de siempre se repite al cercarse el fin del sexenio y un nuevo presidente está por llegar a la silla! ¡Muera el rey, viva el rey!, ¡ése es México! A muchos "seguidores" lo que menos les interesa es el proyecto de Nación.
Hemos visto que, entre los aspirantes de Morena, Marcelo Ebrard ha empezado a desenvainar la espada al viejo estilo priista y ello se ha reflejado en que las preferencias de las encuestas cada día le favorecen menos. Hay la desconfianza de que con Ebrard corra peligro la continuidad de la 4T, y además trae sobre sus espaldas un pasado salinista; la cercanía que tuvo con Carlos Salinas, jefe máximo del neoliberalismo, no le favorece en las encuestas. La reciente encuesta hecha por el periódico "El Economista", diario que no podemos calificar de izquierda, muestra una tendencia ascendente en las preferencias por Claudia Sheinbaum de 30 puntos en diciembre pasado a 33 puntos en el pasado mes de abril. Mientras que Marcelo Ebrard tuvo una marcada tendencia descendente de 27.5 a 21.4 en el mismo periodo. Adán Augusto tuvo un leve repunte de 16.0 a 16.9.
Me pongo a pensar que la oposición no ha nombrado candidato para la próxima contienda presidencial, esperando los resultados entre los contendientes de Morena. Me atrevo a afirmar, quizá exagero, los opositores están a la espera de que si Ebrard no es el ungido tratarán de jalarlo. Repito, quizá exagero, pero en este país surrealista todo es posible. Lo que quizá no entiendan los "genios" de la oposición es que la popularidad de Ebrard, como muchos que así ganaron en el 2018, se debe al "efecto Obrador".
Por el otro lado, no tengo duda de la trayectoria izquierdista de Claudia Sheinbaum desde que fuera líder estudiantil y luchadora social en la UNAM, pero ello crea el temor de que una vez en la presidencia pueda incurrir en extremos izquierdistas que pongan en riesgo la continuidad de la 4T y los jefes del imperio yanqui, a quienes AMLO ha tratado con pinzas y con mucho tiento, tomen cartas en el asunto. Y entonces MORENA y los logros que, hasta el día de hoy ha logrado el presidente Andrés Manuel, a piedra y lodo, se vayan a la basura. ¡Ojalá no suceda así! Unidad, mucho tacto y continuidad es lo recomendable para quien gane y no dar un paso para atrás, ni un giro a la derecha. Todo por el bien de la Nación.