Siempre que pensamos en la música lo asociamos a cultura y salud, pero en la actualidad hay ciertos tipos de canciones con contenidos altamente nocivos y destructivos que han permeado gravemente en la población. Así, el reguetón y los corridos, forman parte de la música moderna a la que están constantemente expuestos niños y adolescentes sin medir los alcances nocivos que pueden tener, en gran medida, porque los adultos no regulan esta exposición.
El daño que les puede causar es mayor del que imaginamos. Los menores asimilan conductas destructivas en lugar de valores, por ejemplo:
a) El éxito se basa en tu aspecto físico.
b) Las personas son juguetes de los demás (utilizables o desechables)
c) A más dinero y bienes materiales más felicidad
d) Dominar a otras personas te hace más poderoso e importante.
e) El consumo de drogas es normal.
f) La conducta delictiva es sinónimo de respeto y poder.
Ante esto, los chicos frecuentemente pueden desarrollar síntomas y cambios en su conducta, por ejemplo:
Angustia. La mayoría de estas canciones presentan unos modelos de sociedad inalcanzables. Esto, a la larga, provoca ansiedad y frustración.
Confusión en su escala de valores. Muchas de las canciones son violentas y sexistas. Los valores que transmiten son totalmente opuestos a los de una sociedad tolerante, igualitaria y respetuosa.
Hipersexualización. En muchas de estas canciones, se incita a la mujer a hipersexualizarse, ya que según defienden, es su valor más fuerte. Del mismo modo sobresaltan, la venganza, la sumisión o la promiscuidad sin importar el sexo.
Problemas de autoestima. La confusión de valores crea en los niños problemas de autoestima. No saber cuál es el camino correcto sólo provoca confusión y ansiedad.
Desarrollo precoz. En la medida en que los niños no están preparados para asimilar este tipo de mensajes, les incitan en cierta manera a 'correr', a intentar acelerar su desarrollo para poder comprender estas canciones. Se rompe de esta forma el ritmo natural en su desarrollo cognitivo.
Es cierto que entre los 7 y 12 años es cuando los niños comienzan a entender su entorno y utilizan la lógica para ello. Pero por ese motivo, no entienden que esta música no es más que una expresión dirigida a un público determinado. Para evitar esto, la comunicación en la familia es esencial. Los padres deben ser el referente de sus hijos e inculcar valores fuertes y positivos desde que son pequeños. Del mismo modo, deben evitar que los menores se expongan a esta música, así como se hace con otro tipo material audiovisual para adultos.
(Psiquiatra/Paidopsiquiatra)