Escala Crítica

Lo que viene en Morena: el relevo de liderazgos, construcción de un poder y la lucha de grupos

*Después de ganar las encuestas, debe Claudia ganar el poder

*López Obrador, el movimiento, el partido y el gobierno

*Ebrard, Adán, Monreal, Noroña y la sociedad sin militancia

SIN DUDA que la figura de Andrés Manuel López Obrador seguirá presente en el Movimiento Morena no sólo mientras siga en la Presidencia sino aún en su retiro de Palenque. Sin embargo, la transferencia del poder tiene que ser efectiva si lo que pretende es la continuación de la denominada Cuarta Transformación. Esto parece estar en el fondo de un acto simbólico –criticado por los adversarios de AMLO y aún en proceso de comprenderse por sus partidarios-: la entrega del bastón de mando o la entrega del mando a Claudia Sheinbaum Pardo.

La ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México –cargo que ya tuvo AMLO en el 2000 cuando todavía era Distrito Federal- entra en el proceso de construir su propio liderazgo y también los liderazgos que la acompañarán más allá de las negociaciones coyunturales con miras a la campaña del 2024. Y para el futuro.

Se decía que no sólo hay que ganar las elecciones sino también ganar el poder (aunque puede ser a la inversa); lo que parafraseamos con el hecho de que no sólo hay que ganar la encuesta sino también el poder...y las elecciones.

UN LARGO RECORRIDO

LÓPEZ OBRADOR construyó su liderazgo desde la segunda mitad de 1988 cuando aceptó ser candidato del Frente Democrático Nacional fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, pero también desde mucho antes cuando fue encargado del Centro Coordinador del Instituto Nacional Indigenista en Nacajuca, como resultado también de su relación con el poeta (y activista) Carlos Pellicer Cámara. Su experiencia cerca de Enrique González Pedrero tuvo que ser de indudable utilidad para los recorridos que realizó en todo el país desde finales de los 90, como dirigente nacional del PRD, y después como aspirante a la Presidencia de la República.

La circunstancia de Claudia Sheinbaum es distinta. Si bien es cierto que comenzó su activismo desde muy joven, como estudiante de bachillerato, durante años estuvo dedicada más a la academia y es hasta 2017-2018, en la precandidatura y candidatura al gobierno de la Ciudad de México, cuando comienza a hacer trabajo territorial propio. Antes lo hizo pero como militante del PRD cardenista obradorista. Es ahora que enfrenta el desafío de coordinar a las diversas, disímbolas e impredecibles tribus, corrientes y grupos no sólo en Morena como partido sino en el Movimiento de Regeneración Nacional como expresión social.

Viene una etapa de intensas presiones de quienes intentarán, desde dentro y desde fuera, disputarle territorio y estructura.

TRIBUS, CORRIENTES, EXPRESIONES

LAS RECIENTES CAMPAÑAS para llegar a la encuesta y posteriormente al liderazgo de Morena mostró que en el movimiento fundado por López Obrador hay a nivel nacional por lo menos cinco grupos, corrientes o bloques (no homogéneos): el primero y mayoritario –como resultó de las encuestas- se identifica con Claudia Sheinbaum; otro tiene como referencia a Marcelo Ebrard; un tercero con Adán Augusto López Hernández y otro más, muy reducido, con Ricardo Monreal. Un quinto segmento simpatiza con Gerardo Fernández Noroña, quien ocupó el tercer lugar en las encuestas, y aunque no milita en Morena podría decirse que sus apoyos son de ese origen y no tanto del Partido del Trabajo, del que es diputado. En estricto sentido, Noroña es otra expresión del obradorismo o de un segmento de la izquierda.

Esto en la perspectiva del país, como le decía. Si la revisión de la variedad de grupos y corrientes que confluyen en Morena la llevamos a sus expresiones en los estados, el número se multiplicaría al infinito. Es la razón por la que el morenismo no es concebido como un partido sino como un  movimiento. Es la razón por la que AMLO le entregó a Claudia Sheinbaum el mando del movimiento, de ahí procederá a las decisiones formales sobre la dirigencia del partido.

No es de extrañar que Marcelo Ebrard anuncie que a partir del 18 de septiembre iniciará un recorrido para impulsar un movimiento político nacional, bajo su liderazgo. Por un lado, recordemos que cuando renunció al PRI en 1995 –se había afiliado en 1977-, fue diputado del PVEM y emprendió con Manuel Camacho la aventura de formar el Partido Centro Democrático de efímera existencia, y en el PRD primero y Morena después buscó encabezar una "expresión política". Sus circunstancias lo ponen en camino de crear formalmente un grupo dentro de Morena o hacerlo ya como renunciante para aliarse con otro partido en las elecciones del 2024.

Aunque no lo han expresado, resulta evidente que Adán Augusto y Ricardo Monreal, buscarán tener sus propias estructuras dentro de Morena. Mientras que organizaciones como "Unidos por un Mejor País", que dirigen Juan Hugo de la Rosa y Sergio Osorio, firmaron un acuerdo electoral con la organización que dirige Mario Delgado, pero ya expresaron su intención de constituirse como nuevo partido en cuanto salga la convocatoria del INE para tal efecto, en enero de 2025.

Hay una historia contemporánea que observamos en el PRD: mientras existe un liderazgo incuestionable las corrientes y grupos se disciplinan, pero no pueden dejar de contaminarse con el tribalismo posterior. Quizá una salida sea una mayor democratización e institucionalidad.

AL MARGEN

AYER se recordaron dos 11 de septiembre. La del golpe militar en Chile contra Salvador Allende y la del atentado en Nueva York atribuido a un grupo terrorista. Se preguntaba Allende: ¿Es justo que un hombre ponga un pie sobre la luna? ¿No sería más útil poner los pies sobre la tierra? (vmsamano@hotmail.com)