Necesitan los partidos mucho oficio político; Morena, no sólo la dirigencia, es un proyecto

MORENA es el partido en el poder en Tabasco y en el gobierno federal

    Difícil sustraerse a las corrientes y grupos en lucha por el poder
    López Obrador como factor decisorio para mantener cohesión
    Resulta lógico que los reflectores estén en Tabasco y su coalición

MORENA es el partido en el poder en Tabasco y en el gobierno federal, motivos suficientes para que no sólo en la entidad sino a nivel nacional sea de interés especial lo que ocurre en esa organización. A esto se le suma el hecho del origen tanto del presidente Andrés Manuel López Obrador como del secretario de Gobernación y aspirante a sucederlo en 2024, Adán Augusto López Hernández. Además, por supuesto, los partidos son entes públicos que deben rendir cuentas de sus actos; o por lo menos estar en el ojo público.

Muchas son las razones para estar atentos a lo sucedido en la elección estatal de la dirigencia de Morena (partido-movimiento) y a lo que sucederá internamente en el mes de septiembre, cuando instale su asamblea nacional. Son dos circunstancias que definirán la ruta para la selección de sus candidatos para el 2024 (tanto a la Presidencia como en 9 gubernaturas y demás), pero también –y sobre todo- el futuro de la denominada Cuarta Transformación.

EL PASADO PRESENTE

EN OCTUBRE de 2015 tuvo Morena su elección de consejeros y ese mismo mes la de su dirigencia estatal para relevar –entonces-, a Octavio Romero quien era presidente del Consejo Político, y a Javier May, quien encabezaba el Comité Directivo. Como ambos participaron en las elecciones constitucionales –uno para la alcaldía de Centro y otro para la de Comalcalco-, despachaban como sustitutos Ciprián Cupil y Javier Núñez, uno en el Consejo y otro en el CDE.

De las votaciones internas de aquel año Adán Augusto López Hernández recibió el respaldo para asumir la dirigencia de Morena, en tanto que en el consejo político quedó José Eduardo Beltrán. En aquella ocasión un grupo de 16 consejeros abandonó la asamblea; el resto votó por los propuestos para el relevo. Como López Hernández fue nominado candidato a la gubernatura, en suplencia ascendió Jesusita López, entonces secretaria general. Diversos problemas internos de organización y limitantes de la ley electoral hicieron que los morenistas pospusieron sus reemplazos estatutarios.

En este lapso inclusive modificaron sus normas internas para que la dirigencia nacional fuera decidida con encuestas. Así llegaron Mario Delgado y Citlalli Hernández a la jefatura de Morena. Buscaron con encuestas evitar el choque de corrientes.

En aquella votación en Tabasco para consejeros -en octubre de 2015-, participaron 10 mil militantes de todo el estado; los cargos en juego fueron como ahora 60 delegados; en el proceso de 2022 a las urnas partidistas acudieron unos 40 mil ciudadanos.  Tanto en la de 2015 como en la de 2022 se confirmó que Morena no pudo sustraerse a la dinámica normal de los partidos (y mucho menos si surgen como movimientos) de la formación de grupos, corrientes, intereses.

Después de todo, lo determinante  no es si existen o no liderazgos y bloques, sino como dirimen sus diferencias para evitar las rupturas. También para propiciar la más abierta participación de sus militantes.

Los partidos PRI, PAN y PRD –por sólo citar a los que alguna vez tuvieron presencia nacional- no han logrado después del 2018 garantizar un relevo ordenado y sin fracturas de su dirigencia. Aún está por verse si lo consigue Morena, organización  que sigue teniendo a López Obrador (y su inmenso poder) como factor de cohesión y adherencia.

UN CHOQUE ANUNCIADO

POR DIVERSOS testimonios y por lo reseñado en los despachos informativos sabemos que se confirmó la existencia de dos bloques el domingo reciente: uno encabezado Jaime Lastra, Raúl Ojeda, Manuel Rodríguez y Emilio Contreras, cercano a Adán Augusto; y otro encabezado por José Ramiro López Obrador, Lorena Méndez Denis y Ovidio Peralta, identificados con Javier May Rodríguez. Más o menos como en 2015 sólo que ahora con la incorporación de otros actores en uno de los bloques y recientemente integrados a Morena.

Llegado el momento de la asamblea, por un grupo asistieron 30 y por el otro 28, de un total de 60 consejeros. Faltaron dos: Adán Augusto y Mónica Fernández. Los acuerdos logrados días antes se esfumaron –ambos grupos se señalan como responsables-: se conocía ya el nombre de Tey Mollinedo para la  presidencia del Comité Directivo, así como de José Ramiro López Obrador para la presidencia del Consejo Político. En la secretaría general presuntamente iría Benito Lara Romero.

Ambos grupos se asignan culpas por no haber respetado lo pactado; sólo se tienen versiones no confirmadas de las negociaciones, porque transcurrieron a puertas cerradas. Los 28 integrantes del grupo encabezado por Lorena Méndez y José Ramiro se abstuvieron de votar tanto por la presidencia del Consejo Político como del Comité Directivo, quedando en el primero Raúl Ojeda Zubieta, una propuesta de última hora, y en el CDE  Mollinedo Cano. Fueron candidatos únicos.

En la secretaría general fue designado Joaquín Baños Jiménez, otro de los consejeros electos el 30 de julio (distrito uno).

Ese mismo domingo, el grupo encabezado por Méndez Denis, Peralta Suárez y José Ramiro, manifestó públicamente su respaldo a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, como aspirante a la candidatura presidencial por Morena, a la que también está propuesto el tabasqueño Adán Augusto.

Lo que siguió, y seguirá, fue la destitución o renuncia de varios funcionarios. Una coincidencia, afirmó el gobernador Carlos Merino; una purga inaceptable, sostuvo el profesor Rodolfo Lara, fundador de Morena. ¿Habrá tiempo para sanar heridas o se harán más profundas? (vmsamano@hotmail.com)