PARECERÍA ocioso mencionar que en Morena, la coalición en el poder, existe una contienda entre dos grandes bloques y para simplificar se habla de “los duros” y “los moderados”, cada uno de los cuales se asume como verdadero portador del lopezobradorismo. Se ha dicho inclusive que hay una diferencia entre “morenismo” y “obradorismo”. Y le digo que parecería ocioso porque oficialmente se niega la existencia de tales diferencias.
O en todo caso se dice que existen pero son normales y están lejos de ser irreconciliables.
La simplificación entre “duros” y “moderados” no puede dejar un complejo entramado de intereses. Unos legítimos y otros en el viejo estilo del asalto al poder. Es lo que inquieta a los simpatizantes de la Cuarta Transformación, y es lo que alimenta las esperanzas de sus adversarios cuya mayor apuesta está en una posible división de Morena. Sin embargo, el elemento aglutinador sigue siendo Andrés Manuel López Obrador; al tiempo que no queda claro por qué un segmento de la coalición en el poder pudiera acercarse a la alianza tripartita que se proponen mantener PRI, PAN y PRD para la contienda del 2024.
Pospuestas por la necesidad de limar asperezas y atender algunos reclamos finalmente la dirigencia nacional de Morena confirmó que las asambleas para elegir dirigentes estatales serán el 20 y 21 de agosto en Tabasco, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Colima, Nayarit, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Querétaro, Yucatán y Quintana Roo.
El 26 y 27 de agosto le tocará a Aguascalientes, Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y Campeche.
Sólo serán repetidas las elecciones de delegados en algunos distritos de Baja California, Chiapas Durango, Guanajuato Guerrero, Jalisco y Tamaulipas. El Congreso Nacional sigue programado para 17 y 18 de septiembre.
VECINOS DISTANTESEN MI ANTERIOR colaboración referí que para las elecciones del 2018 la estrategia de López Obrador cambió en relación a las campañas del 2006 y 2012 cuando procuró mantener una “sana distancia” respecto a grupos y protagonistas que no se identificaban con lo que históricamente se conocía como izquierda. En su tercer intento, ahora si exitoso, por llegar a la Presidencia, abrió el abanico de sus alianzas inclusive a quienes se podría catalogar como adversarios de su proyecto.
¿Cuántos votos aportaron estos personajes a la alianza Juntos Haremos Historia en 2018? No hay cómo medir porcentajes exactos. Por otro lado, fue clara la estrategia de incorporar personajes de perfil derechista, para ofrecer una imagen de diversidad y pluralidad en la alianza política que encabezó Morena como partido con registro. Quizás la lectura fue que había que exorcizar el fantasma del “peligro para México” en 2006. ¿Valió la pena ese esfuerzo de negociación política?
Algunos politólogos responden que sí, porque de este modo se diluía la imagen de cerrazón que proyectaba el “núcleo duro” del equipo de AMLO, desde que éste se hizo cargo de la dirigencia nacional del PRD en 1997 y de la Jefatura de CDMX en el 2000. Aunque queda constancia que como Jefe de Gobierno estableció políticas populares, pero también con amplios acuerdos con el sector empresarial.
Para la contienda de 2018, las percepciones políticas fueron tomadas en cuenta por los organizadores de la campaña, aunque nada garantiza que los resultados exitosos fueran producto exclusivo de esa decisión. También se ha señalado tanto el hartazgo de la población frente a la descomposición de los partidos y la clase política tradicionales, como la perseverancia de quien recorrió todo el país por lo menos en tres ocasiones.
ADHESIONADOS DE TEMPORAL
LOS DISTANCIAMIENTOS frente a la 4T, por parte de ‘adhesionados’ derechistas, deben tomarse en cuenta a la hora de revisar la estrategia de incorporación de figuras públicas a Morena en 2024. El caso más visible es la senadora sonorense por mayoría relativa, María Lilly del Carmen Téllez García (conocida como Lily Téllez), que en junio de 2018 twitteaba: “estamos hartos del PRI y el PAN”, mientras que ahora es panista y declara que el presidente López Obrador es “violador serial de la Constitución”.
Otra joya de este desprendimiento es Germán Martínez Cázares, quien comenzó el sexenio como director general del IMSS –declarándose ferviente partidario de AMLO. Se le recuerda por haber sido dirigente nacional del PAN (cargo que asumió el 8 de diciembre de 2007 y al que renunció el 6 de julio de 2009). En marzo de 2018 dejó 30 años de militancia en Acción Nacional. Ya con López Obrador fue de manera efímera director del IMSS: sólo seis meses. Fue la primera renuncia del gabinete con carta rimbombante y se recolocó en una senaduría (de la que había pedido licencia). Carlos Urzúa es otro monumento de adhesión: comenzó como secretario de Hacienda y desde su renuncia (julio de 2019) se ha convertido en crítico sistemático de la política económica del gobierno.
AL MARGEN
EL PROYECTO de la 4T a futuro, vistas algunas caras de la negociación política y sus resultados, requiere definición de ideas para integrar personas que estén ahí para defenderlas, no por la carne que le salió al hueso. Lo que sigue será un duro toma y daca. Hay muchos “ensarapados”, para utilizar un término de AMLO. (vmsamano@hotmail.com)