MÉXICO Y LA POLÍTICA ENERGÉTICA (II)

En la primera parte, se mencionaron la soberanía e independencia energéticas como fundamentales. Ahora se suma un tercer concepto crucial para el futuro energético.

Autosuficiencia Energética: La forma más eficaz de comprender que un país es tan autónomo, dependerá del índice de independencia energética; y cuyo valor utilizado a nivel internacional, y mide de manera general, el grado en el que un país puede cubrir su consumo de energía a través de su producción durante un período de tiempo.

Si el índice calculado es superior a uno, el país se considera energéticamente autosuficiente. La forma de obtenerlo se basa en dividir la producción de energía primaria entre el consumo total de energía del mismo período. Por lo cual, al estar en función del consumo y de la producción de energía, es susceptible a los incrementos y decrementos que presenten ambas variables en un período de tiempo, y al crecimiento económico de un país. ¿Podría México alcanzar la autosuficiencia? La realidad no, porque no existe una soberanía energética real, y no hay una independencia de producir el todo para la demanda del mercado interno. A corto a largo plazo, el país dependerá del acceso a tecnologías, y que cada día costarán más su uso. Debido a quienes sean contratados por PEMEX y/o CFE, aumenten los costos financieros, materiales, herramientas, y ante el incremento en el riesgo de poder cobrar, lo entregado u operar, lo construido con las empresas del estado.

Con estos tres conceptos (soberanía, independencia y autosuficiencia) debe haber un plan en cómo adaptar al mercado energético, sin ideologías. Al no disponer de recursos suficientes para el sector energético, a causa del incremento de nuevas empresas estatales, obras y programas, que han incrementado el gasto del gobierno para mantener su operatividad en un largo plazo. Ante los presupuestos asignados, y que podemos considerar a fondo perdido, ya que gran parte procedió de la asignación de recursos del erario para su creación, y ahora existe una modificación del dinero para operar del todo creado.

Todo lo anterior proviene de los siguientes datos.

    ·    Los hidrocarburos representan el 80.71 % de toda la producción nacional.

    ·    La relación entre la producción y el consumo nacional de energía fuera igual a 0.71 (adimensional) presentando un crecimiento de 4.84% respecto al año previo, al pasar de 0.68 en 2021 a 0.71 en 2022.

    ·    El consumo energético en el sector industrial creció 28.14%. En los sectores residenciales, comercial y público creció en 5.25%, mientras que el sector agropecuario aumentó en 5.28%.

    ·    El total de la energía que se utilizó para consumo final o procesos de transformación, denominada consumo nacional de energía como función de la oferta en 2022, fue de la siguiente forma:

    ·    Transporte representó el 47.50%

    ·    Industrial representó el 26.27%

    ·    Consumo en los sectores residencial, comercial y público representó el 17.16%.

    ·    Agropecuario representó el 3.35%

    ·    Consumo sin clasificar representó el 5.26%

    ·    

Esto significa un mercado energético con una alta demanda, que tiene una influencia directa en el crecimiento económico para poder tener un PIB ascendente, y que depende México de este sector. Hoy día del dinero asignado al desarrollo económico, se ha contraído en más de un 6%, donde está lo asignado a las empresas del estado.

Primero debemos entender los conceptos y después ver si hay suficiente dinero público para hacerlo. Posteriormente, debe examinará si existe interés por los entes privados, al utilizar su capital sin ideologías, al contar con las condiciones necesarias para asegurar su permanencia, y no su decadencia, al no confiar en el futuro del mercado mexicano.

La vida es breve, y el dinero es limitado, pero la energía es interminable, teniendo la tecnología necesaria propia o adaptada a las necesidades del mercado. No confundir control con necesidades a cubrir para crecer. (– Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos)