Perdonen ustedes, amables lectores, dedicar este artículo a expresar una muy personal pena. Murió Mario Renato Menéndez Rodríguez. Alguien por quien tuve enorme respeto y gran cariño. Mario fue periodista por irrenunciable vocación de varias generaciones de profesionales de la pluma de Yucatán, pero a su genética agregó una vigorosa veta por la justicia que, incluso lo separó de la vertiente familiar aliada de la casta divina yucateca y lo vinculó con la convicción justiciera y revolucionaria de la causa de los pobres y explotados indígenas de la península: la sangre que nutrió la enorme riqueza henequenera, tanto la generada en el porfiriato, como la del poscardenismo.
Supe de Mario por su libro relativo al tema en el que desnudó la asquerosa corrupción en que devino el tema bajo la férula del Banco Nacional de Fomento Ejidal, a la sazón una caterva de burócratas enriquecidos tanto o más que los hacendados afectados por la justicia revolucionaria cardenista. Para mayor vergüenza, cuando merecí el honor de ser vulgarmente corrido de mi cargo como director del Programa Nacional de Organización Campesina, honrosamente acusado de agitador comunista, quien me reemplazó en el cargo era hijo del más depravado corruptor del afán progresista henequenero, ahijado del entonces Secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Francisco Merino Rábago.
Tiempo después me complací con la enriquecedora y entrañable amistad con Roger Menéndez, hermano y cómplice de Mario en sus aventuras periodísticas y, por él supe de las vicisitudes de nuestro personaje: la revista ¿Por qué? que fue el medio de comunicación del Movimiento Estudiantil del 68; la ignominiosa destrucción de su rotativa junto con su reclusión en el Campo Militar No. Uno de la SEDENA, cuando ya Mario Menéndez estaba preso por su colaboración con el movimiento guerrillero de Genaro Vázquez Rojas.
Genaro Vázquez logró secuestrar al entonces Rector de la Universidad de Guerrero que también era gerente de la Coca Cola en el estado, provocando un gran escándalo a nivel nacional y una severa represión. Finalmente, Echeverría acepta las condiciones de la guerrilla para la entrega del secuestrado, entre las que se incluyó entre otras la liberación y exilio a Cuba de Mario Renato.
Hombre de una importante formación cultural y capacidad de relacionamiento, Mario Renato logra una importante relación personal con el comandante Fidel Castro de quien recibe importantes comisiones. Incluso contrae matrimonio con su hoy viuda, a la sazón directora del famoso Salón Tropicana.
En ocasión de la visita de López Portillo a La Habana Fidel pide la repatriación de Mario Renato a México, la que es concedida, con la única excepción de limitar su labor periodística a la península de Yucatán. De esto tuve noticia de su propia voz cuando acudí a él en busca de asociación y apoyo para mi proyecto periodístico La Avanzada en Morelos.
Ya desde 2005, y por intervención de mi querido amigo Roger ya finado, el periódico Por Esto me abrió sus puertas para mi artículo semanal, cuya publicación sólo cambió de fecha cuando coincidía con alguna de las muchas visitas de Andrés Manuel López Obrador al periódico, cosa que al día siguiente me comentaba con satisfacción y extrema gentileza.
Enterarme de la muerte de Mario Renato Menéndez por la voz del presidente en su conferencia mañanera, además de una profunda pena, me produjo la satisfacción del alto reconocimiento al amigo muy querido.
gerdez777@gmail.com