"Otros hombres famosos, los de mucha charla y pocas obras,
pronto se evaporan. La acción es la dignidad de la grandeza".
José Martí. Revolucionario cubano.
Conocí al maestro Enrique González Pedrero en el año 1977 cuando laborábamos en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán (ENEP), institución académica de la UNAM. Él como Director del Seminario de Historia Política y Social de México, y yo como trabajador académico-administrativo. Ahí escribió su libro: "México: La Riqueza de la Pobreza". Después, en el año 1979, su amigo el Lic. Fernando Solana Morales, Secretario de Educación Pública, lo invitó a ser Director General de la Comisión del Libro de Texto Gratuito de la SEP, y de ahí salió para ser candidato del PRI al gobierno de Tabasco en 1982.
El domingo 18 de julio de 1982 el maestro Enrique González Pedrero inició su proselitismo político por el Estado para ser gobernador de Tabasco, el proceso concluyó el día 10 de octubre, cuando 281,463 tabasqueños lo eligieron para ocupar ese cargo. El día 31 de diciembre de 1982 tomó protesta dando inicio a su gobierno el 1º de enero de 1983.
Enrique González Pedrero era un gobernador de ideas claras y de acciones concretas. Al recorrer todos los municipios del estado, refrendó el conocimiento profundo que tenía de la situación social, económica y política de Tabasco. Por eso una de sus grandes preocupaciones fue como hacer llegar el mayor número de beneficios a la población dispersa y desunida de Tabasco.
El estudioso de la democracia entendía a la globalidad, desde la localidad y la comunidad, sabía que Tabasco era una entidad caracterizada por enormes desigualdades, por ello era muy importante aprovechar los recursos públicos para beneficiar al mayor número de tabasqueños. Salía muy costoso hacer llegar los beneficios de los programas de desarrollo a las pequeñas poblaciones, por eso creó los Centros Integradores de Desarrollo, modelo de integración territorial que permitió concentrar en puntos estratégicos inversión y programas sociales a los que tendrían acceso todas las comunidades aledañas a ese Centro. Aprovechando la vocación del potencial productivo de los recursos naturales y humanos de la entidad.
Don Enrique afirmaba con certeza: El que acierta en el casar, ya se puede equivocar. Y lo decía porque tuvo el privilegio de hacer equipo en su vida con una mujer extraordinaria, de mente lúcida y gran sensibilidad social, Doña Julieta Campos, Esta unión promovió permanentemente políticas públicas que beneficiaron a los sectores más vulnerables de Tabasco.
Julieta Campos desde que acompañó a González Pedrero en su campaña en 1982, tuvo fuerte impacto por la situación de pobreza en que vivían las comunidades indígenas tabasqueñas, a finales de la campaña para gobernador de su esposo, reflexionó lo siguiente: "En 1982 descubrí el otro México; el país tradicional, el país campesino, el sur palpable, con rostros de carne y hueso... fue una sacudida profunda, que removió esquemas intelectuales y los fue sustituyendo por realidades. La pobreza empezó a tener nombres y, para siempre, dejó de ser una abstracción."
Los Centros Integradores de Desarrollo que en gran medida fueron inspirados por los centros coordinadores indigenistas, eran espacios desde los que el gobierno estatal y sus instituciones promovían la integración y el desarrollo económico, social, cultural, ambiental y productivo de las muchas localidades rurales. Eran espacios en los cuales se articulaban los distintos niveles del estado, las organizaciones sociales y los vecinos a través de diversas estrategias culturales, educativas, formativas, deportivas que impulsaban el desarrollo humano de las personas mediante diferentes políticas públicas. Recordemos como Doña Julieta Campos impulsó el proyecto artístico del llamado Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (TCI), impulsado por ella en localidades tabasqueñas determinadas.
Doña Julieta Campos en su obra: Tabasco: Un jaguar despertado: alternativas para la pobreza, escribe: "...Si bien la propuesta inicial del gobierno estatal fue fortalecer la democracia desde el partido, también se pusieron en práctica acciones de culturización democrática en la vida cotidiana de las comunidades. De ahí que se organizara a la población en 185 centros integradores para atemperar los efectos de la dispersión poblacional y generar beneficios con la ejecución de la obra de gobierno desde las comunidades, además de motivar la participación laboral, social y de vigilancia de la aplicación del presupuesto."
La obra de gobierno, no solo material, sino humana y social que dedicaron Don Enrique y Doña Julieta a las personas más humildes de Tabasco, perdurará por siempre en sus corazones.