Infortunadamente en la actual campaña política nacional que operan los dirigentes y quienes tienen bajo su control el manejo político del Partido Morena, han dejado mucho que desear. Perdieron la brújula. No entendieron con claridad las enseñanzas de Andrés Manuel López Obrador. En las postulaciones ganó más el interés personal y de grupo que el interés del país. Perdieron de vista el proyecto de Nación y la gobernabilidad política del próximo gobierno.
Y no porque esté en riesgo el triunfo de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, sino porque se ve difícil que vayan a conseguir un Congreso con mayoría calificada que les permita realizar las reformas constitucionales necesarias para seguir consolidando el proyecto de Nación que inició el presidente López Obrador y tanto necesita el pueblo de México.
Preocupa porque el actual proyecto de nación lo viene trabajando López Obrador desde hace cinco décadas. Lo logrado en la elección presidencial de 2018 es un triunfo histórico del pueblo de México. Pero se logró por el trabajo perseverante, de sacrificio y gran esfuerzo del presidente que ha permitido entregarle resultados extraordinarios al pueblo de México.
Por eso preocupa que en poco tiempo hayan permitido que se incrusten en este proyecto social, enemigos de la derecha que lo pueden detonar. Ambiciosos dirigentes permitieron en todo el país que entraran dentro del proyecto, caballos de Troya cuya misión siempre ha sido la deslealtad y la traición.
Por lo que observamos no entró en la mente de muchos dirigentes de Morena la revolución de las conciencias tan necesaria para defender con dignidad y decoro el proyecto de Nación humanista que encabeza el presidente López Obrador.
Arriba, en medio y abajo, los encuentras por todos lados. Con todas las justificaciones y explicaciones posibles. Porque ganaron las encuestas, dicen algunos. Porque los dirigentes y activistas de Morena son menos populares. Podrán decir misa, señoras y señores pero nadie debió de quitarle su derecho de participación política a quienes con su esfuerzo y sacrificio desde hace muchos años se han partido el lomo por ganar y sacar adelante el proyecto de Morena. Y ahora los hábiles chapulines dejaron sus barcos hundidos para subirse sin ningún rubor, al poderoso navío de Morena.
El más sorprendido de esta acción es el propio pueblo de México, al ver llegar a sus colonias como candidatos de Morena a quienes hace muy poco tiempo hablaban pestes del actual proyecto de Nación y operaban en contra de las políticas públicas, los dirigentes, los fieles seguidores y simpatizantes del partido Morena.
Que el domingo 2 de junio nadie se sienta sorprendido por los resultados que se obtendrán en muchos puntos del país. Solo se cosechará lo que se mal sembró. Era tan fácil proponer a los mejores posicionados para asegurar el triunfo, pero no, siempre permiten que los intereses aviesos y de grupo puedan meter la mano al canasto y provocar que las cosas no salgan con los mejores resultados.
En muchos lugares ya se siente el repudio para estos personajes. Y si le suma usted que el luchador político más importante de la historia de México, Andrés Manuel López Obrador ya no estará en la boleta electoral, esto disminuirá el ánimo de la población que simpatiza con el más importante proyecto de nación que ha tenido el pueblo de México.
No se quiso atender a quienes escribimos que se cuidaran mucho las postulaciones de Morena porque estaba en juego la consolidación del proyecto de la Nación, el futuro del país. Ante una derecha desesperada, que ve cada día con mayor claridad y preocupación que se le va de las manos la oportunidad de ganar la presidencia de la Republica, por haber jugado con una candidata muy limitada y con mala estrella, que no han podido hacerla crecer, a pesar de las permanentes estrategias de guerra sucia en contra del presidente y de Claudia Sheinbaum.
Ante esta realidad política, la derecha va a intentar de todas las formas posibles, deslegitimar el proceso electoral. No tiene otra alternativa. Porque los números electorales no le dan para ganar la presidencia de la República. Y como dicen los viejos sabios de mi pueblo: están esperanzados a obtener de lo perdido, lo que aparezca.