Mucho se ha discutido sobre la seriedad y profesionalismo de las casas encuestadoras en materia electoral o partidista. Quien no se ve favorecido por los números de una u otra las califica de "cuchareadas", "patititos", "de contentillo", "pagadas", etcétera. Hay por lo menos tres criterios que nos pueden dar la calidad de las casas consultoras: su registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE), su historial en el mercado y el comparativo de sus estimaciones con los resultados reales.
Para efectos políticos y de legitimación en un grupo o sector determinado, ahora puede añadirse otro criterio: la opinión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Aunque el fundador de Morena tiene desde su llegada al Palacio Nacional a las consultas –vía encuesta- como una herramienta de toma de decisiones, en la coyuntura actual y a pocas semanas de que se realicen los sondeos para determinar quién encabezará "la defensa de la Cuarta Transformación", no puede ignorarse la mención que el mandatario hizo de dos casas encuestadoras: Covarrubias y Enkoll.
La primera porque otorga a Morena y sus aliados el 49% de intenciones del voto, contra 19% de la coalición PAN-PRI-PRD; y la segunda publicada en el periódico El País, con un 54% de preferencias para la alianza gobernante y sólo 13 para el bloque opositor.
Con esto el mandatario argumentó que no hay riesgo de que Morena pierda las elecciones del 2024. En este mismo sentido van los reportes de De las Heras Demotecnia, Mitofsky, Buendía & Márquez, entre las más conocidas. ¿Alguien dirá que son "patitos" cuando el propio AMLO re refiere a ellas para respaldar su confianza en el futuro?